Tiendas de artesanías estatales, bajo la sombra de la corrupción
El exdirector de Arte Popular e Indígena, Edgar Mauricio Campos Reyes, fue señalado por presunta malversación de recursos
Debido a que se detectaron irregularidades en su administración en el sexenio pasado, desde el inicio del proceso de entrega recepción en la Secretaría de Cultura decidieron cerrar las ocho tiendas de artesanías denominadas Somos Hidalgo y se solicitó que las entregaran con un inventario. Pero no sólo eso, el cambio de administración dejó al descubierto irregularidades en la comercialización de artesanías, falta de controles adecuados, y el maltrato contra quienes se dedican a vender sus productos en la entidad.
En principio, la finalidad fue revisar los procedimientos y se acordó que, hasta que el Órgano Interno de Control no diera una resolución, las tiendas de artesanías no se abrirían nuevamente
Por tal razón, desde el momento en que la actual titular de la Secretaría de Cultura, Tania Meza Escorza, tomó posesión de sus funciones, las tiendas se encontraban cerradas, con lo que dejaron de comercializar las artesanías de creadores de las diferentes regiones.
El objetivo de impedir su venta fue “precisamente para devolverles a los artesanos o sus piezas o su dinero dependiendo lo que lo que hubiera en estas tiendas”.
Las quejas en el sector ya eran una constante e incluso en redes sociales se señaló al exdirector de Arte Popular e Indígena, Edgar Mauricio Campos Reyes, por la presunta malversación de recursos, y por pedir a las y los artesanos que les dejaran sus productos sin que al paso del tiempo se vieran retribuidos.
A pocos meses de la transición gubernamental se le pidió su renuncia, sin embargo, todavía no se establece si hay una carpeta de investigación contra el exfuncionario, aunque sí existe respecto a la comercialización de artesanías, según informaron fuentes en la Secretaría de Cultura.
Cultura busca devolverles sus bienes a las y los artesanos
Entre las facultades que tiene la Secretaría de Cultura no está la comercialización, aclaró su titular, Tania Meza Escorza.
En entrevista, la funcionaria dijo que, si en su momento la ley estatal permitió la comercialización, la secretaría federal no faculta a las dependencias de cultura en los estados.
Hidalgo “era un caso especial, porque la ley sí les permitía que comercializaran artesanías, pero nosotros estamos armonizando para que quedemos justo como están el resto de las secretarías en el país”.
Explicó que la misión de la Secretaría de Cultura es la preservación artesanal, pero desde el punto de vista del patrimonio, no de la comercialización artesanal, esa le corresponde legalmente a otras dependencias.
La titular de Cultura señaló que sobre el acercamiento que han buscado artesanos y artesanas, revisan si se tienen piezas de su propiedad para comenzar el proceso de devolución.
Aunque dicho asunto no es sencillo, debido a que la Secretaría recibe comentarios de falta de transparencia en la administración pasada.
La funcionaria externó que el Órgano Interno de Control (OIC) está supervisando y dirigiendo el proceso de la devolución de piezas aunque también participa el titular de la Secretaría de la Contraloría, Álvaro Bardales Ramírez, debido a que lo que se busca es transparentar el proceso.
En el caso de artesanos y artesanas que no tienen piezas con la Secretaría de Cultura, los canalizan directamente a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) donde sí tienen facultades de comercializar.
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Tiendas No somos Hidalgo, un proyecto que se quedó a medias
La apertura de las tiendas de Somos Hidalgo se quedó solo en un anuncio, pero al final el proyecto no se concretó pues no se constituyeron en forma, relató un productor de gastronomía artesanal, quien agregó: “una cosa es decir, otra cosa es hacer”.
En el teatro Bartolomé de Medina y después en el Cuartel del Arte, “quedó muy bien el concepto, pero no había ese crecimiento que uno quisiera, aunque nunca nos cobraron renta, nos darían el dinero íntegro”, lo cual no pasó.
El artesano, quien prefirió omitir su identidad y que se dedica a producir mermeladas, salsas y chocolate, acusó que “no se hacían los cortes adecuados, por temporadas largas no sabíamos nada de nuestros productos”.
Entre todas las tiendas, la de Real del Monte se volvió un elefante blanco, pues estaba en abandono, pese a que tenía un lugar estratégico. A través de tres góndolas, los expositores nos rotaban a los artesanos, estrategia que era usada en fechas específicas.
Respecto a su mercancía, no se tenía un control adecuado “se hizo perdedizo mucho producto”, irregularidad que afectó a diferentes artesanos y artesanas de lugares alejados a la capital hidalguense.
Y relativo al trato que recibían del exdirector de Arte Popular e Indígena, Mauricio Campos, señaló que desde su trabajo en Hidarte no daba recursos a los artesanos, por lo cual ahora reconocen que su salida de la administración pública “se agradece”.
“Ya tenía una trayectoria muy recorrida y la verdad pues venía actuando no de la mejor manera, por lo que se le sabe, eso pasa cuando ya llevan mucho tiempo, la gente se va maleando, por lo que no es conveniente que estén tanto tiempo”.
“Lo que queremos como artesanos es que los que ya estuvieron (funcionarios) no regresen, ya estuvieron, pero que no regresen”, concluyó.
Falta de rotación, fomenta corrupción en Hidarte, denuncia extrabajador
Un extrabajador de Hidarte, quien pidió omitir su nombre por temor a represalias, denunció que la falta de movimiento en esa tienda ha sido uno de los peores errores de la administración, pues con más de 10 años, hay personas que se encuentran con un pequeño coto de poder sobre el sector artesanal.
Aunado a que la falta de implementación de nuevos sistemas que permitan tener una organización puntual, la ambición de sus directivos y el “amiguismo” con algunos creadores de artesanías, no permite que este modelo sea socialmente responsable.
“Se usa un sistema que se llama Iroko, que es malísimo, es del año de la cachiporra. No tienen computadoras, dos que sirvan, se pierde la señal, se pierden los archivos, es un descontrol total de la recepción de las mercancías y por eso ahí están los faltantes siempre del inventario”.
Externó que el dinero de las ventas se registra de forma rudimentaria y hace falta una cuenta en donde se deposite y se compruebe que se hace el depósito diario de los ingresos de la tienda, “ahí es donde está el desfalco, porque la gente llega, compra, se hace el corte y ahí lo guardan”.
El dinero se va acumulando, pero a nadie consta que efectivamente le den completo el dinero al artesano, por eso es por lo que se quejan de faltantes, retrasos en los pagos y falta de constancia.
“No hay alguien que revise eso, está el director de la tienda o la directora de la tienda, pero a mí no me parece que haya alguien que supervise esa función”, pues gran parte de su tiempo lo dedican a atender eventos, nunca van a supervisar que realmente se hagan los pagos.
Acusó que el tema artesanal es muy atractivo para las y los funcionarios que llegan, “director que se roba artesanías, director que empieza a ataviarse de artesanías, todo lo que traen puesto, todo lo que mandan de regalo, todo lo deben”.
Señaló que es una incongruencia que como funcionarios pidan que compren en Hidarte y sean los primeros que quedan a deber, “los directores generales ganan lo suficiente como para pagar en una quincena, pasan toda su temporada con deudas”.
Aclaró que el problema no son los vendedores pues procuran hacer un buen trabajo, el conflicto inicia a partir de la gente que ingresa la mercancía, “ahí se ha creado una mafia”, y reconoció que una vendedora es hermana de quien recibe la mercancía, entonces se crea una alianza.
En cuanto al favoritismo, se conforma en el momento en que la artesana o artesano, al traer su producto a la tienda de Hidarte, le hace un regalito a quien recibe los productos, desde tamalitos o alguna de sus artesanías; eso es suficiente para que ahora tengan preferencia en los exhibidores, a la hora de recomendar la compra, etcétera. Esto implica que no hay un criterio de selección objetivo.
Afirmó que un corte diario en un día bajo es de 5 mil pesos, pero en temporada alta, como vacaciones o en diciembre, se factura al día a veces hasta más de 50 mil pesos.
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Artesanos eran encasillados y sufrían de discriminación
El exdirector de Arte Popular e Indígena, Mauricio Campos, tenía una lista que estaba organizada por colores, en verde tenía a la gente que obedecía y no se quejaba, en amarillo los que tenían exigencias más puntuales. En rojo los que él consideraba eran más problemáticos, así lo dio a conocer Guillermo Rodríguez, artesano de lana.
Además, señaló que como artesanos, incurrían en falta al no ir mensualmente a ver si ya habían vendido sus productos en Somos Hidalgo, pues los dejaban a concesión hasta que se vendiera algo. Lo mismo pasó en Hidarte, señala.
En entrevista, dijo que él evita entrar en dichos esquemas, pues “no había oportunidad de que mi producto se desplazara. Se quedan un mes y, honestamente, en un mes me muero de hambre, si voy y no han vendido nada. Entonces para mí es mejor traer el producto en mis manos”.
Señaló que, aunque durante el sexenio pasado se les ofreció mucho, como tener más lugares de venta, opciones de comercializar sus productos, así como ser tomados en cuenta para las ferias, el tema siempre es igual, tanto en los ayuntamientos, como en las secretarías tienen a sus favoritos, de ahí que buena parte del sector no tenga oportunidades, no existe la rotación.
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