SQUID GAME
Rebeliones
A lo largo de los pocos millones de años que se concibe la presencia del ser humano sobre la faz de la tierra, sin antes mencionarlo dentro del esquema de la civilización, ya era condicionado por los factores climatológicos y geográficos según su contexto.
Años más tarde en la invención de la “rueda”, el descubrimiento del fuego y la transición de nómada a sedentario, se abre la construcción de los sistemas de “orden”, que tienen como objetivo el “control” de los miembros de un grupo, asentamiento o pueblo, esta concepción jugó un papel importante en la historia de los grandes reinados, las míticas guerras por la conquista de territorios, y la consolidación jerárquica de los humanos sobre los humanos.
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Esto no sería posible sin dejar de obviar factores teológicos, metafísicos, astrológicos y un universo de deidades y otros planos que describen las esferas no comprendidas por este terrenal animal que se enseñó a caminar erguido y descubrió que al salir de la caverna su conquista seria el límite de su imaginación.
Un interesante ejemplo es la nueva serie de NetFlix que está rompiendo la internet, y es que la perturbadora trama la hace tan alucinante, por varias cuestiones, una de ellas la dinámica del juego extremo, la violencia de sus escenas y el concepto del “dinero” en un gran premio.
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El responsable de dicho proyecto es Hwang Dong-hyuk quien reveló que fue escrito en el 2008, así mismo confeso que la esencia de esta obra es crear una conexión nostálgica entre los juegos de su infancia en corea del sur y la sensación de competencia, para convertirlo en una hostil realidad que quebranta la mentalidad de los 456 competidores.
Es interesante analizar lo revelador que resulta la trama, ya que al final del día muestra la dinámica en que se desenvuelve el ser humano, bajo un esquema contemporáneo que implica un modernismo y posmodernismo en un sentido estricto de sobre valoración al capital y la navegación en una crisis económica que se acrecienta con los tiempos actuales.
Y es que solo basta, leer y releer aquella magnífica obra del erudito francés, Michael Foucault, que lleva por nombre Vigilar y Castigar, que demuestra la ecuación «conductual» en la que vivimos.
