SEGURIDAD PÚBLICA DESDE LA VISIÓN MUNICIPAL

En el entramado institucional de los organismos dedicados a la seguridad en sus distintas facetas, es común que la ciudadanía se sienta confundida acerca de las responsabilidades de cada nivel de gobierno o dependencia. Los gobiernos municipales concentran distintas facultades entre las que destacan la vigilancia de los espacios públicos, la asistencia de policías en casos de emergencia para salvaguardar el orden público y la detención de personas infractoras del bando de policía y buen gobierno. En contraste, la investigación y persecución de los delitos, así como la impartición de justicia, dependen de las fiscalías y del poder judicial, respectivamente. 

Para vigilar correctamente las calles y espacios públicos, actuar con eficacia y ejercer correctamente el uso legítimo de la fuerza sin transgredir derechos humanos, la fórmula básica es la siguiente: proximidad social, recursos humanos y materiales suficientes, más capacitación. Adicionalmente, la adopción de herramientas tecnológicas como son videocámaras, sistemas geoestadísticos y patrullajes sectorizados con base en identificación de puntos de mayor incidencia delictiva, permiten la optimización de dichos recursos, humanos (previamente capacitados) y materiales.

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En el municipio de Tizayuca hemos buscado dar cumplimiento a dichos elementos clave. El fortalecimiento de nuestros recursos humanos dignificando la tarea policial ha incluido la homologación de salarios, la incorporación de los familiares directos de los policías al sistema de apoyo a la salud, que ofrece con un esfuerzo extraordinario el gobierno municipal, la entrega de uniformes de la más alta calidad internacional y el reconocimiento público a sus actividades. También, en dos años se ha aumentado el estado de fuerza en 50 policías que equivalen a un 37% y se cuenta con tres veces más de unidades en el parque vehicular.  

Por cuanto hace a la capacitación, tras dos años de arduo trabajo, nuestra policía cuenta con personal especializado en atención a la violencia familiar y de género, protocolos de atención a reportes de personas no localizadas o desaparecidas, informe policial homologado, derechos humanos, justicia cívica, uso legítimo de la fuerza, etcétera. Es una policía en la que, para lograr permanencia, se requieren cada vez mayores habilidades y destrezas.

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Aunado a lo anterior, se generan estrategias de prevención del delito que son diseñadas con base en teorías sociológicas del delito como es el caso de la teoría de la desorganización social y la teoría de las ventanas rotas, de las cuales se deriva la importancia de fortalecer la eficacia colectiva y la recuperación de espacios públicos.  

En síntesis: la seguridad pública puede fortalecerse desde los municipios. Las políticas públicas en la materia tienen sus principales resultados en el mediano plazo pues implican la adopción de códigos de ética, elaboración y observancia de reglamentos internos, existencia y operación efectiva de mecanismos internos de vigilancia y sanción de conductas de servidores públicos. En el principio de todas estas deseables acciones se encuentra un componente fundamental: la voluntad política. Esa vuelta de timón es la que se ha comenzado a dar en esta administración. 

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