La semana pasada la organización civil, Servicios de Inclusión Integral y Derechos Humanos, A. C. (SEIINAC) presentó la publicación: “Reparación integral del daño a víctimas por el delito de feminicidio: Desafíos para el sistema de procuración de justicia en Hidalgo” en el que se hace una compilación de estadísticas sobre este delito de 10 años, del 2013 al 2023. En esta década se han acreditado un total de 247 feminicidios, tanto consumados, como en grado de tentativa, pero más allá de las cifras presentadas que sin duda son importantes, fue conmovedor que las propias familias y activistas involucradas en el seguimiento de los casos dieran testimonios de algunas historias y de las complicaciones que se presentan, así como lo que pasa después con las víctimas indirectas de este delito, que justo es donde me parece que hay que hacer un énfasis, reparación del daño, no solo es cuantificar monetariamente (aunque es importante para muchas familias) es qué hacen las autoridades y las instituciones posteriormente ¿Qué pasa con las hijas/os de las víctimas? ¿Qué pasa con las madres/padres/ que perdieron a una hija? Esta pasada legislatura se quedó con el pendiente de sacar la ley que otorgaba una pensión a hijas/os víctimas de feminicidio, es terrible que quien la haya parado por cuestiones económicas, no se dé cuenta de la importancia que otorga para que sigan por ejemplo apoyando la educación, la atención psicológica, médica, que dejan secuelas de este delito en las familias que lo han vivido.
Además, en esta presentación hablaba de lo conmovedor que fueron los testimonios de las familias, pudimos escuchar cómo son vistas desde la familia y las personas conocidas las mujeres, que más allá del delito, la nota roja y de lo que cuentan los medios para vender estas notas sensacionalistas con detalles que muchas veces no son necesarios saberlos más que para cuestiones de morbo, al igual que en el libro El Invencible Verano de Liliana de Cristina Rivera Garza, en el que la escritora nos hace una crónica, nos cuenta la historia de su hermana Liliana, quién era, que quería para su futuro, cómo era percibida por sus amigas/os, por su hermana y su padre y madre, justo eso es una reparación del daño, tendría que ver con qué necesitan reparar las víctimas indirectas de esa historias, no solo lo monetario, sino lo que nos cuentan, la rápida resolución en la búsqueda de justicia, la entrega de los cuerpos para llorarlos y enterrarlos; tengo un caso del que me he enterado apenas con el reciente cierre de carretera que la familia había pedido desde hace dos años que les entreguen un cuerpo que está en Puebla donde se cometió el feminicidio. Hay mucho trabajo conjunto desde sociedad civil junto con la Fiscal de Género, Luz María Ramírez Pérez, con reconocimiento a nivel nacional de su trabajo para avanzar en mejorar en los tiempos y reparación del daño como da cuenta esta publicación de SEIINAC.
Mi pecho no es bodega. Justo ese día, se da a conocer la detención de los presuntos culpables del triple feminicidio en Hidalgo y teniendo tan buena fiscal del tema, sale como siempre a regarla el secretario de Gobierno, Guillermo “patán” Olivares, a decir que el móvil son problemas interpersonales complicados y preguntando en la Junta de Gobierno del Centro de Justicia para las Mujeres ¿Qué hacemos para evitar el feminicidio?, así como la llegada de la nueva titular de Ciudad Mujeres, Lucero Cerón, en su primera publicación cometiendo una serie de errores que no se pueden permitir en la zona Tula Tepeji donde la violencia contra las mujeres está complicada, pero me queda claro que no entienden de temas de género y que no, no saben qué hacer y además lo complican cada día más.
