Reflexiones sobre paternidades e infancias
Lo personal es político
Hay muchas cosas que decir sobre las paternidades en nuestro país, lo he reflexionado incluso con amigas feministas sobre el rol que tienen los padres en nuestras infancias pero hay un padre que desde que lo ví en una marcha ha cimbrado esos pensamientos: es José Luis Castillo, el papá de Esmeralda desaparecida desde mayo del 2009 y no ha dejado de buscarla; Esmeralda desapareció en Ciudad Juárez esa ciudad que ha marcado a este país para nombrar una tragedia: los feminicidios. El señor José Luis Castillo cada 8 de marzo grita entre la multitudinaria marcha de las mujeres, con su pelo cano lleno de glitter rosa, su piel morena, cubierto con una manta con la fotografía de Esmeralda y la frase ¡No me olviden falto yo! Las mujeres lo abrazan, le responden, le toman fotos y sus ojos se vuelven a llenar de lágrimas, de seguir caminando y buscando hasta encontrarla.
Después de pensar en este padre, viene a mí la pregunta ¿Qué hace que otros hombres se olviden de sus hijas/os que no están desparecidos/as que pueden convivir cotidianamente con ellas/os? Obviamente, no tengo respuestas, pero ante distintos casos de violencias a las que he dado acompañamiento seguido me lo pregunto ¿Por qué les abandonan? Ya que de acuerdo con lo que dice el INEGI hay 4 millones 180 mil hogares con padres ausentes.
Veo fotos de niñas y niños en distintos tendederos de deudores alimentarios y me duele saber que a tan tempranas edades se enfrenten a las carencias económicas pero también a que esas fotos y “recuerdos” se queden en internet para cuando crezcan. Respeto mucho a las madres que están dando esta lucha, las razones para que sus hijas/os asistan, incluso las he escuchado mucho para yo misma entender una serie de cosas con respecto a que las infancias acudan a esos actos, una de ellas menciona que no tienen con quien dejarlos y por supuesto es cierto, las mujeres no cuentan con redes de apoyo para maternar pero también quisera una reflexión profunda de lo que las paternidades ahora llamadas “abandonicas” van provocando en las infancias que tienen que ir a los centros de trabajo a gritar que sus padres paguen la pensión. Espero que algún día podamos llegar a saberlo para atender estas causas y sobre todo que signifique menos consecuencias en niñas y niños.
Por lo pronto, también los hombres tendrían que aumentar el trabajo de cuidados ya que solo invierten 11.1 horas a la semana del trabajo doméstico, además deberían aumentarse las licencias parentales para acudir no solo a los eventos recreativos, sino a lo que implica todo el involucramiento en la etapa escolar y cuando haya hijas/os con discapacidad. Para lograr sociedades más justas necesitamos hombres que construyan relaciones más igualitarias y sin violencia.
Mi pecho no es bodega. A ver cuantos funcionarios públicos salen en los tendederos de deudores alimentarios y violentadores vicarios que se van a llevar a cabo en diversos municipios de Hidalgo. Uno de ellos el subsecretario de Gobierno, Eduardo Medécigo, quien por años no ha dado pensión alimenticia al igual que quien quiere ser el titular del Centro de Conciliación Laboral, José Antonio Vargas Olmedo. No más deudores alimentarios en el gobierno de la transformación.