Prohibición disfrazada

No hay cosas gratis

Al presidente municipal de Pachuca se le ocurrió mandar una propuesta para reducir el horario de venta de alcohol, aquí vamos a platicar porque esta es una mala idea.

El primer problema con que le demos al gobierno el poder de influir en nuestros gustos y preferencias es que nuestros gustos y preferencias dejan de ser nuestros, es decir, nuestros gustos y preferencias en realidad pasan a ser los gustos y preferencias de la persona que gobierna y eso nos quita libertad pero también responsabilidad. Nosotros deberíamos de ser las personas más libres, pero esa libertad tiene un costo y ese costo es que nos tenemos que hacer responsables de nuestras acciones. Si buscamos que el gobierno juegue el rol de nuestro papá, no nos hacemos más libres pero sí más irresponsables ya que damos por entendido que será papá gobierno quien nos diga cómo vivir nuestra vida, esta sola idea debería de ser ya inaceptable si buscamos ser más libres.

El segundo problema es que cuando dejamos que el gobierno tome decisiones por nosotros con la idea de cuidarnos, esas decisiones estarán bajo la óptica y la moral del gobernante en turno, esto genera incertidumbre y la incertidumbre inhibe la toma de ciertas decisiones, por ejemplo, decisiones de inversión. Si al señor que gobierna hoy no le gusta que la gente se tome una cerveza por la mañana, el señor va a prohibir que se venda cerveza a esa hora, pero si luego llega otro gobernante que no ve ningún problema con eso, va a quitar esa restricción, esto hace que no haya certeza en las reglas del juego y alguien que quiera invertir, digamos en un restaurante, se la piense dos veces o de plano se lleve su dinero a una ciudad con mejores reglas del juego.

El tercer problema tiene que ver con la corrupción. El periodista Leonardo Herrera ya daba cuenta en este mismo diario del problema de corrupción que hay en varias áreas del gobierno municipal de Pachuca, entre ellas la Dirección de Reglamentos y Espectáculos, independientemente de que se arreglen los problemas de corrupción que ya hay hoy, restringir demasiado los horarios de venta de alcohol va a generar incentivos para que haya más corrupción, muchos empresarios se van a querer saltar una regla que es prohibitiva y daña su economía, si se quisiera combatir la corrupción la opción no es hacer más difícil la venta de alcohol sino crear reglas claras y balanceadas. Por supuesto que la venta de alcohol tiene que estar regulada pero la regulación debería de ir encaminada a la seguridad del consumidor y no a la prohibición.

Porque seamos claros, restringir la venta de alcohol prácticamente la mitad de las horas que tiene un día no es restricción, es prácticamente una prohibición, y entonces llega un cuarto problema que es que cuando hay una prohibición se crean mercados negros y esto atenta contra la economía y la seguridad del consumidor. La persona que quiere beber a determinadas horas va a buscar en donde beber, el problema es que lo va a hacer en lugares no seguros, clandestinos, en donde el gobierno no puede verificar si el alcohol no está adulterado o si se vende a menores de edad o si el lugar cuenta con las medidas suficientes de seguridad. Por otro lado, le saldrá más caro ya que la venta de alcohol clandestina debe cubrir el riesgo al que se expone el empresario y el costo de la corrupción. La prohibición puede traer más adelante una desgracia más grande que el mismo problema de salud pública que es el alcoholismo. El gobierno debe dar los incentivos correctos y crear entornos para que los ciudadanos que quieran beber alcohol lo puedan hacer de una manera segura.

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César O. González

Apasionado de la economía y la toma de decisiones. Siempre a favor de la libertad y la responsabilidad individual. Aquí se cree en la evidencia, no importa que tan difícil de creer sea algo, lo creeré si hay evidencia que lo soporte