Oversharing: ¿Demasiada exposición en redes sociales?
In principio erat Verbum
Con el crecimiento exponencial del uso de las redes sociales la sociedad ha comenzado a experimentar una sobreexposición constante, si bien estas plataformas tuvieron su origen a partir de la segunda mitad de los años noventa, actualmente su uso se ha pasado de la mera distracción a convertirse en un factor que puede poner en riesgo incluso la seguridad personal.
Sin embargo, considerar que la tecnología se ha convertido en el enemigo a vencer es una idea por demás errónea; no se trata de condenar el avance digital, al que estamos invariablemente encaminados, lo que sí se debe hacer es abordar cada vez con más precaución y cautela la información que compartimos en internet, pero sobre todo en las redes sociales.
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Y es que publicar constantemente vídeos personales y familiares, fotos con amigos y/o pareja, ubicaciones en tiempo real, imágenes de comidas o compras, viajes, compras o lujos puede transformarse en una puerta abierta para delitos como secuestros o extorsiones, incluso de acuerdo a un estudio realizado por la empresa Kasperty dedicada a la ciberseguridad se menciona que, 7 de cada 10 usuarios latinoamericanos considera inofensivo compartir información personal en Internet, y que serían suficientes pequeñas recompensas o beneficios como descuentos en compras online (68%), experiencias exclusivas (62%) o incluso encontrar amigos de la infancia (80%), para convencer a la mayoría de los latinoamericanos de exponer datos íntimos; además cabe mencionar que el 38% de las personas en Latinoamérica no sabe distinguir un e-mail verdadero de uno falso, lo que ha hecho que el fenómeno del phishing continúe creciendo.
Es innegable que a pesar de que hemos cobrado más consciencia sobre los peligros que se pueden encontrar en internet, aún no conocemos del todos los efectos de la continua manifestación de nuestras actividades diarias, y frente a una época cada vez más insegura vale la pena detenernos a cuestionarnos, ¿qué tan fácil es proporcionar los datos para convertirnos en víctimas de un secuestro?, ¿qué tan sencillo puede ser robarnos información por la poca seguridad que presentan las redes sociales?, ¿realmente es necesario que las personas conozcan cada recoveco de mis gustos y/o necesidades? Es justamente esta sobreexposición de datos personales en internet y redes sociales lo que ha dado origen al término Oversharing.
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Este constante compartir ha hecho que algunos delincuentes vean las redes sociales como una oportunidad importante, de acuerdo al estudio “Los efectos de la pandemia del COVID-19 en la trata de personas y las respuestas a los retos”, emitido por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) se afirma que, aprovechando la pérdida de medios de vida de las personas durante la pandemia y la mayor cantidad de tiempo que tanto adultos y niños pasan en internet, los traficantes han acrecentado la utilización de las redes sociales y otras plataformas en línea para reclutar nuevas víctimas.
El tema es amplio, además de que puede y debe abordarse desde distintos ángulos, lo que es innegable es que las redes sociales llegaron para transformar el mundo y la forma de relacionarnos, por lo que una de nuestras prioridades debe ser preguntarnos: ¿qué tanta intimidad estamos dispuestos a perder en este vaivén digital?
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.
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