“¡No somos histéricas, somos históricas!”

Lo cierto es que...

Entre dos y 4 mil mujeres, dicen las cifras oficiales, marcharon este 8 de marzo en Pachuca. En otros municipios, como en el resto del país, también se manifestaron. La consigna: basta de violencia y feminicidios. 

Esta vez, algunas mamás fueron acompañadas por sus hijas menores, e incluso, se realizó la primera marcha de niñas y adolescentes, quienes ya cuentan con información acerca de sus derechos. 

“Ya volvimos a salir”, decían los cánticos de mujeres con pañoletas verdes y moradas, los colores del feminismo, del feminismo de hoy que muestra pancartas, carteles, pintas, grafitis, sus formas de expresión que incluye unos cristalazos a una estación del Tuzobús. Total, sólo cambian los vidrios, la vida perdida de una mujer nunca la tendrán de vuelta. 

Las principales calles parecían ríos de mujeres, se sentía el ánimo y el calor en Pachuca. Algunas, las líderes, encabezando los Colectivos con las consignas: “Señor, señora, no sea indiferente, nos están matando en la cara de la gente”. 

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Hoy, como en marzo del 2020, cuando empezó la pandemia, salieron miles de mujeres para decir que el machismo y la misoginia no las deja avanzar en lo político, lo educativo, lo económico, y en su propia casa, con su pareja, y que el acoso en la calle, en la casa, continúa. 

Cada vez aumenta el número de mujeres jóvenes, pero, sin importar la edad, ellas marcharon: las maestras, las estudiantes, las comerciantes, las universitarias, las funcionarias, las organizadas y las que se sumaron con la amiga y levantaron el puño en alto con la pañoleta morada. 

“Mi cuerpo, mi decisión”, “Por mi abuela, por mi hermana, por todas”, “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”, “No somos histéricas, somos históricas”, “Abuelita vine a gritar lo que a ti te hicieron callar”, son algunas de las frases que mostraron los carteles, escritos en cartón, en cartulinas. Frases cortas, mensajes directos. 

Claro, no faltaron las mujeres de grupos de choque, las que visten de negro, mallas, botas y la cabeza completamente cubierta, gafas y un martillo en la mano. Son las preparadas para manifestarse con la ruptura de un vidrio. Y es cuando se escucha: “No fue una, fuimos todas”. 

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También aquellas mujeres que dan la instrucción a seguir, con altoparlantes, las que siguen todas. 

Mujeres en sillas de ruedas marcharon esta vez y recordaron que también tienen derechos y, lo principal: requieren ciudades con más bondades para dirigirse a su destino. 

Grafitis en las paredes de las calles, la Plaza Juárez, el Reloj Monumental, ahora muestran lo que ellas dijeron ese día, aunque algunos ya los hayan borrado. 

Mujeres todas, con distintas historias, siempre con alguna experiencia de violencia, ya sea doméstica, sexual, acoso, laboral, política, económica. 

Sin duda, otro 8 de marzo que hizo historia, el 2022 también se va a recordar. 

Lo cierto es que…Nada se olvida, la violencia sigue y, en este tiempo, las mujeres, de cualquier edad, estamos para decirlo. 

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Aida Suárez

El periodismo es mi vida. Tengo cuatro libros sobre periodismo cultural que abordan el tema de migración. Me gusta la lectura, el cine y la música es mi pasión. Mi mascota es un colibrí que me saluda todas las mañanas desde la ventana.
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