LORENA PATCHEN- DELIBERADAMENTE

Mujeres poderosas

La historia de las mujeres no siempre la hemos elegido las mujeres, ni ha sido escrita desde nuestro puño y letra…

Lorena Patchen
Marzo 14, 2025

La historia de las mujeres no siempre la hemos elegido las mujeres, ni ha sido escrita desde nuestro puño y letra…

Incluso las mujeres con más conciencia de nuestro derechos y de nuestras libertades todavía en ciertas situaciones nos quedamos atrapadas en algunas ideas que hemos introyectado tan profundamente que brotan y aparecen hasta que nos damos cuenta e insistimos en deconstruirlas para construir creencias más funcionales.

En estos días del mes de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, he tenido la oportunidad de entrevistar, charlar y reflexionar con diferentes mujeres respecto a cómo nos vivimos las mujeres en la actualidad, por supuesto, ha sido inevitable reconocer las diversas circunstancias en las que las mujeres aún no estamos en el lugar que merecemos en distintos ámbitos, en la inminente urgencia de mayor seguridad para todas, y que. sin excepción todas las mujeres se sepan con el derecho a una vida libre de violencia y a una vida plena.

En las historias que nos cuentan, las que escuchamos en la familia, con las amigas, las vecinas, compañeras de trabajo, en las historias que leemos o escuchamos de otras mujeres distinguimos a mujeres poderosas, muchas de ellas han partido de este mundo sin reconocerse como tales, sin darse el crédito ante sus victorias, mujeres que sin tener nada: apoyo, familia, recursos económicos, sacaron adelante a sus familias, a sus hijos e hijas, que les dieron amor y cuidado aún sin muchas haber recibido lo mismo en sus vínculos familiares y amorosos, mujeres que eligieron continuar su vida con una actitud positiva y con la resiliencia como bandera, aún si nunca conocieron el término, no lo conocían como tal,  pero sabían cómo serlo, mujeres que lucharon por los derechos de otras, posiblemente un gran número de ellas sintieron miedo, tuvieron dudas, estuvieron solas y a pesar de esto no se conformaron con ser tratas como “personas de segunda”, ¡gracias por no conformarse ni desistir!, a veces pienso en la vida de nuestras abuelas y las abuelas de ellas, también imagino que para muchas ser madres, ver crecer a sus hijos e hijas, rodearse de sus nietos y nietas fue su felicidad, pero, pienso en las mujeres que no escucharon nunca que nadie tenía derecho a lastimarlas, que la violencia en las relaciones de pareja no es parte de estas, en las mujeres que quisieron levantar la voz y fueron devueltas a un matrimonio infeliz porque era inaceptable divorciarse, en las que sufrieron por años el no tener un trato digno, las que sepultaron sus sueños o ni siquiera se atrevieron a soñar, porque las convencieron de que no tenían derecho a hacerlo, las mujeres que se quedaron solas y ni pensar jamás en volver a tener otra pareja, o que no fueron “elegidas” por ser madres solteras, en las que no solo padecieron la violencia de sus padres y la de su pareja sino que también padecen la violencia de sus hijos o hijas, las que se convierten en jefas de familia por la ausencia de responsabilidad y el abandono paterno, en las que no expresan sus emociones para evitar ser consideradas como “histéricas u hormonales”, en las mujeres que tiene miedo de envejecer porque más que una etapa de plenitud, debido al edadismo, se consideran poco atractivas o ya sin la capacidad para ser productivas…

¡No es justo! ¡Cuántas mujeres valiosas jamás supieron o todavía no saben que lo son!

Cosificar a las mujeres también es violencia, la exclusión, la indiferencia, la estafa económica, la indolencia… todas son violencias que se normalizan pero son violencia y lastiman profundamente.

En torno a este 8 de marzo es conveniente que miremos las historias de las mujeres de nuestra familia, las de nuestras mujeres cercanas y la propia, que pensemos también en la historia de mujeres con las que no hemos cruzado una mirada o palabra alguna, y que sin conocernos nos une el ser mujeres y tener todas historias que deben conocerse y compartirse, para aprender, para transformar, y lamentablemente en muchos casos, para exigir justicia y cambiar completamente.

El silencio no ha salvado a ninguna mujer, la vergüenza en la persona equivocada (la víctima) solo es un pacto para no hacer público lo inaceptable, nunca debió ser tiempo de ocultar el dolor de las mujeres ante la desigualdad y la violencia, y en este presente ya no estamos dispuestas a callar ni a guardar las apariencias, ninguna violencia es aceptable, ninguna se justifica.

No importa cuando pasó, si una mujer sufrió un tipo de abuso es hora de no callar más.

Cada una, desde nuestras diferentes trincheras hagamos visibles los prototipos que ya no estamos dispuestas a seguir, rompamos con las creencias irracionales que no nos permitan ser mujeres realmente plenas y defender nuestro derecho a un mundo seguro para todas, construyamos juntas entornos que nos respeten y validen en cada una de nuestras etapas y circunstancias, vínculos seguros, más oportunidades… Y que el trato digno se reconozca y se ejerza como el derecho que es y no como una negociación.    

Rechacemos hablar de nuestros cuerpos para encajar en un ideal de belleza, insistamos en amarlo y sentirnos cómodas con nuestra apariencia, que su cuidado sea por salud y porque elegimos mirarnos sintiendo orgullo por cómo nos percibimos y no por rechazo o para alcanzar una aceptación que parece nunca ser permanente para ninguna.

Todas somos mujeres poderosas y esto debemos saberlo TODAS.

Nuestro poder reside en nuestras fortalezas, en nuestra inteligencia y sensibilidad, en la entrega que brindamos a nuestros vínculos y nuestras pasiones.

En la sabiduría que heredamos y en la que construimos en nosotras mismas, dicen que las mujeres somos demasiado sensibles y poco prácticas, he conocido a mujeres capaces de levantar un imperio, mujeres que se reconstruyen una y otra vez, que aún con el alma rota se levantan cada día y trabajan para llevar a casa lo que su familia necesita, mujeres que procuran el bienestar de los suyos, que no tienen tiempo para descansar, que no se les permite desear o buscar su felicidad, y no se rinden, ¿y que es lo que vemos? Un poder femenino que no termina, aún si ellas mismas no lo han reconocido como tal.

Es tiempo de fortalecernos unas a otras, decirles lo increíble que ves en cada una, convencerte de que tú también eres poderosa, que puedes y mereces construir una vida segura, satisfactoria, sana y plena.

En nombre de las mujeres que nos precedieron, del sufrimiento de las abuelas de nuestras abuelas, por los sacrificios de nuestras abuelas, por lo que aún pudo faltarles a nuestras madres, por lo que sus hijas hemos tenido que conquistar, por la felicidad, libertad y seguridad de nuestras hijas y para que ellas y las hijas de ellas se adueñen por completo de su poder, de su capacidades y virtudes, su valía personal, para que todas las mujeres de hoy y del futuro, en cualquier contexto transitemos por una vida libre de violencias, para que las mujeres reconozcamos y empleemos nuestro inmenso poder interior, para que seamos lo que queramos ser, que no nos digan cómo pensar, cómo vivir, cómo amar, cómo vernos, que nuestros poderes nos permitan reír y disfrutar más, crecer, desarrollarnos, sin límites, sin juicios, con orgullo y dignidad, con la seguridad de que ser mujer no es ser vulnerable, distingamos cada uno de nuestros poderes para ser dueñas de nuestra vida, nuestro cuerpo, nuestro tiempo…

Somos dueñas de nosotras mismas, este es un poder que debemos conservar siempre, arropadas de otras mujeres, fortaleciéndonos unas a otras, vivirnos y desenvolvernos con la certeza de que no estamos solas, nos tenemos unas a otras, acompañadas por elección con los varones que son verdaderos aliados.

Seamos tribu, vayamos juntas, ninguna mujer en solitario, todas apoyándonos, impulsándonos, protegiéndonos, aplaudiendo nuestros logros, levantando la voz, construyendo un mundo más seguro, digno y enriquecedor para todas.

¡Nuestra vida y nuestra seguridad valen más que cualquier cosa!

Un abrazo con inmenso cariño para todas.

Lorena

Psicoterapia y coaching.