Mis amigos

Columna El Centurión de Joel Guevara Trejo

Mis amigos

Algo bueno traen los tiempos difíciles: ahuyentan a los falsos amigos

Joel Guevara Trejo
Septiembre 7, 2025

Cuando pienso en la amistad, viene a mi mente el estribillo de la canción de Roberto Carlos: “Yo quiero tener un millón de amigos…”, que, actualizada, sería tener seguidores y monetizarlos.

No recuerdo a mis primeros amigos, ni sus nombres.

Un recuerdo nítido de un amigo es en tercer año de primaria. M—un niño alto y fornido—cruzaba conmigo el patio cargando mi mochila a la espalda. Al llegar a donde nos esperaba mi madre, me reprendió duramente: “¿Cómo era posible que alguien cargara mi mochila sin tener obligación?”. “Él me ofreció hacerlo, mamá, como parte de nuestra amistad”.

Atravesé la primaria y la secundaria con una cantidad numerosa de amigos, que fueron disminuyendo en la prepa y casi desaparecieron al terminar la universidad.

Siempre me he preguntado en qué consiste que alguien se convierta, o no, en tu amigo. ¿Gustos afines? ¿Valores compartidos? ¿Irle al mismo equipo de fútbol? ¿Compartir experiencias? ¿Mismos gustos musicales? ¿Tener primas o hermanas guapas?

He tenido la oportunidad de trabajar con muchas personas en diferentes proyectos. La convivencia las calificaría para convertirse en amigos, pero también he aprendido a distinguir la amistad de la camaradería, que es más compañerismo, apoyo mutuo y finalidad de una ganancia conjunta, lo que no siempre persigue una buena amistad.

También he tenido amigos que me han traicionado y que resultaron no ser mis amigos. Como en la fábula de la tortuga y el alacrán, lo hicieron porque estaba en su naturaleza.
Como sabemos por la historia de Judas y las monedas, la vida nunca es fácil luego de ser traicionado, pero tampoco debe ser fácil vivir siendo un traidor. Sin rencores, pero con memoria.

Vas madurando y te vuelves más selectivo; por eso no conservas a muchas personas en tu vida.

Vivo pegado a un teléfono celular, que no transmite emociones—sobre todo si no te gusta usar emojis—, que te hace torpe en generar vínculos profundos, que no requiere ejercitar músculos faciales para agradar y generar empatía.
Ser corto tiene riesgos: el no contestar un mensaje o dejarlo en visto puede romper amistades fuertes. Más difícil es que genere nuevas.

Las nuevas tecnologías permiten que un algoritmo recopilador nos engañe, arrojando en nuestros tableros pensamientos afines y preferencias, disminuyendo la cercanía con lo que nos es antagónico o diferente, bloqueando lo que no gusta y confundiendo que en lo correcto no hay conflicto.

Puedes leer: Mi primera chamba

Tuve un maestro que decía que todo acuerdo pasa antes por una fricción. A la amistad debe aplicarse este rasero.

La amistad es como un músculo que hay que ejercitar con práctica y esfuerzo, pero solemos pensar que no se requiere.

Al final, también caigo en lo fácil y me quedo con la siguiente frase:
Los amigos son como los zapatos: podemos tener muchos, pero siempre andamos con los que nos sentimos más a gusto.

Sigue nuestro CANAL ¡La Jornada Hidalgo está en WhatsApp! Únete y recibe la información más relevante del día en tu dispositivo móvil.