Miles subirán a la montaña por la plata: Real del Monte celebra 25 años de tradición artesanal

Real del Monte, Hgo.— Del 24 al 27 de julio, el Pueblo Mágico de Real del Monte espera recibir a más de 80 mil visitantes para la edición número 25 del Festival de la Plata, una de las celebraciones más representativas de Hidalgo que fusiona tradición, arte y economía local.

Este evento reunirá a artesanos, turistas y promotores culturales alrededor de una actividad ancestral: la platería. Se ofrecerán piezas que van desde los 50 hasta los 100 mil pesos, incluyendo anillos, aretes, collares y pulseras firmadas por maestros plateros reconocidos. La derrama económica estimada supera los 20 millones de pesos.

Durante la presentación oficial, Efrén Ángeles Plascencia, director de Productos Turísticos y Pueblos Mágicos, destacó que Real del Monte “no solo conserva su vocación turística, sino que también fortalece el tejido cultural e impulsa a los creadores locales”.

El presidente municipal, Edmundo Tejeda, explicó que esta edición contará con un programa “lleno de sorpresas y actividades” que incluye espectáculos artísticos, talleres, exposiciones y una oferta gastronómica encabezada por los tradicionales pastes y el pan de pulque.

Cómo llegar desde la Ciudad de México

Para quienes planean asistir desde la CDMX, Real del Monte se encuentra a poco más de dos horas en automóvil. La ruta más común es vía la autopista México–Pachuca (Carretera Federal 85D) y luego tomar la desviación hacia el Corredor de la Montaña. También hay salidas regulares desde la Terminal del Norte hacia Pachuca, desde donde se puede tomar transporte público o taxi hasta el Pueblo Mágico.

Un legado que sigue vivo

La tradición platera en la región se remonta a la época colonial, cuando el auge minero impulsó el desarrollo de una identidad artesanal fuerte. Hoy, ese legado continúa con nuevas generaciones de plateros que combinan técnicas ancestrales con diseños contemporáneos.

El XXV Festival de la Plata no solo ofrece una experiencia comercial o turística, sino una oportunidad para reconocer el trabajo artesanal como patrimonio cultural en movimiento.