Marifer se aferra a la promesa a su madre fallecida: concluir sus estudios

La alumna de medicina cuenta cómo tuvo que recurrir a las ventas para solventar sus gastos y poder cumplir lo prometido a su mamá

Marifer Hernández Hernández, alumna de medicina en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), paga su carrera vendiendo pines en línea y de esta manera cumple la promesa que le hizo a su mamá fallecida: concluir sus estudios universitarios. 

“Desde que tenía 5 años yo le decía a mi mamá que iba a ser doctora”, contó en entrevista la estudiante de 21 años, motivada también, dijo, por la enfermedad de su padre, quien murió ante la falta de medicamentos y servicios de salud en Álamo Temapache, Veracruz, de donde la joven es originaria. 

Con la venta a través de redes sociales y la beca “Jóvenes Construyendo el Futuro”, la estudiante logró establecerse en Tulancingo para concluir del quinto al noveno semestre la carrera de medicina, la cual inició en la Escuela Superior de Huejutla. 

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Así se podría resumir la historia de Marifer, pero no termina ahí. La única familia que tenía la universitaria eran sus padres Alejandrina Hernández Bautista y Fernando Hernández Solís.

“Mi madre murió el 1 de febrero de 2021, tuvo complicaciones de diabetes en el peor momento de la pandemia. No me pude despedir de mi mamá al ser sospechosa de Covid, toda la semana que estuvo en hospitales no pude estar con ella, solo me daban avisos”. 

Explicó que de Álamo a Tuxpan, Veracruz, en busca de un tanque de oxígeno, lo más probable es que su madre se haya contagiado del virus, “yo no tenía dinero para trasladarla ni para la funeraria”. 

“Antes de hospitalizarse me hizo que le prometiera que iba a acabar la carrera, recuerdo bien que le dije a mi mamá que -yo no quería que me dijera eso-, no soy de prometer cosas que no voy a cumplir”. 

Emprende “Medicositas Tulancingo” 

A la semana de que murió su mamá, Marifer tuvo que trabajar en un Oxxo de noche para retomar los estudios de medicina durante el día y ahorrar para vivir en Tulancingo. 

“Sin la beca no sé qué hubiera hecho en ese entonces”, reconoció. 

Es en ese momento cuando emprende un negocio; después de clases y prácticas, entrega pedidos de lapiceros (en forma de hueso), pulseras, collares, pines, todo relacionado con las áreas de la salud. 

La alumna platicó que se surte de los accesorios en Ciudad de México, lugar en el que se desenvuelve con facilidad porque también trabajó un tiempo como vendedora de libros en el metro. 

“La venta en línea ahorita es la única manera que tengo de solventar mis gastos, porque las clases ya son presenciales”, expresó la joven, quien también indicó que vende productos por catálogo». 

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La fraternidad se convierte en su familia 

En la adversidad, la ejemplar alumna encontró en una fraternidad el otro sentido de la medicina.  

“Formo parte de Alianza Médica, que imparte cursos de actualización médica para estudiantes de medicina como para médicos titulados especialistas”, explicó. 

“Todavía en Huejutla, aquí no tanto, nos tocó que los docentes son despectivos en los hospitales con los médicos en formación, Alianza Medica rompe con eso, fomentan que seamos la generación del cambio. 

“Un médico más sensible, inclusivo, hablamos de la espiritualidad, de concentrarnos en el paciente, sacar nuestro lado más humano, porque el estado emocional del paciente influye mucho en las enfermedades. 

“En la fraternidad encontré una gran familia, dar amor a las personas incluso sin conocerlos, porque nuestros valores son tres las H: humildad ante el conocimiento, honor por nuestra profesión, humanismo por el paciente”. 

Marifer, que tiene el anhelo de ser especialista en urgencias o geriatría, aconsejó a la juventud aferrarse a sus metas. 

“Yo cuando quería renunciar me aferré a la idea de cumplir lo que le prometí a mi mamá, qué más quisiera que ir a verla este 10 de mayo, pero me queda lejos, lo único que puedo decirle es que lo estoy logrando”. 

La universitaria se dijo agradecida con la persona que un día pagó su colegiatura por medio del movimiento “Adopta un garza”, con sus compañeros y médicos de la carrera quienes también la apoyaron y con quien le compra algo para conseguir su sueño. 

«Cuando quería renunciar me aferré a la idea de cumplir lo que le prometí a mi mamá, qué más quisiera que ir a verla este 10 de mayo […], lo único que puedo decirle es que lo estoy logrando»

MARIFER
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