Maestros ponen el ejemplo
Historias que contar
Por primera vez en la Sección 15 del SNTE se eligió por voto libre, directo y secreto de los maestros a nueva dirigencia que encabeza Said Vargas Sáenz. Tranquilo proceso, sin denostaciones.
Subrayó, al tomar posesión para una gestión que culminará el 18 de julio de 2026, que había 50 mil trabajadores de la educación respaldándolo, y que se trabajaría en unidad. Releva a Luis Enrique Morales, en complicada estructura de 54 secretarías.
Vargas Sáenz nació en Molango; 38 años dedicado a la docencia. Desempeñó otros encargos, en la SEPH y en el Ayuntamiento de Pachuca.
Logró 25 mil 548 votos, siguiéndole Julio Mayorga Hernández con 19 mil 897, Juan José Luna Mejía, 2 mil 476 y Jesús Montaño Pastrana, mil 903.
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El secretario general del sindicato, Alfonso Cepeda, declaró que en la renovación de 21 secciones del SNTE se había respetado la voluntad de la base.
Según antecedentes, en 1915 en Veracruz se llevó a cabo la primera convención de maestros. Una fecha especial fue el 30 de diciembre de 1943 al fundarse el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), bajo auspicios del Partido de la Revolución Mexicana, precursor del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Surgieron personajes que se recuerdan como Jesús Robles Martínez, colimense, Carlos Jonguitud Barrios, de San Luis Potosí, que incluso llegó a gobernar, y más adelante Elba Esther Gordillo Morales, de Comitán, Chiapas, que dirigió a la organización, estimada en número la más grande de Latinoamérica.
Alguien particularmente identificado en Hidalgo fue Manuel Sánchez Vite, nacido en Molango –como Vargas Sáenz- Tuvo una carrera política muy destacada, destacándose como gobernador, dirigente nacional del PRI y secretario general del SNTE de 1952 a 1955.
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En 1979 se creó la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la educación (CNTE). Sobrevivió como contraparte del SNTE, sin tener similar número de afilados, aunque con mayoritaria presencia en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Veracruz.
En Hidalgo, el reportero trató a algunos dirigentes del SNTE, allá, en el inicio de los ochentas. El primero fue Alberto Assad, cuando casi terminaba su mandato. Nos hicimos amigos. Lo sucedió Ernesto Ordaz Labra tras un cónclave celebrado en San Miguel Regla. Nunca perdió su autoridad. Su misión fue difícil al aparecer el Consejo Central de Lucha del Magisterio Hidalguense (CCLMH), que llegó a tener respetable número de simpatizantes. Al final se fue adelgazando, hasta diluirse.
Otros más, Roberto Zerón, Romeo Pérez Martínez, Armando Hernández Zamora, Miguel Ángel Islas Chío, a quien por cierto saludé recientemente.
Apareció Moisés Jiménez, con quien también hubo estrecho contacto. Le gustaba escuchar música motivadora. Emergió posteriormente Mirna García, única mentora que dirigió la sección 15. La lista se disminuye en la memoria con Sergio Hernández y Sinuhé Ramírez.
Cuando se renovaba una dirigencia, circulaban nombres de quienes podían ser ungidos. En una ocasión, hasta las dos de la mañana ya había elegido, pero en el transcurso de la fría madrugada apareció quien a la postre fue el bueno.
Ahora fue diferente. Da constancia Said Vargas.
En ese entonces, los ochentas, inicié relación fraterna con el profesor Hernán Mercado y P., nacido en Tianguistengo. Éramos chavos, seguimos chavos (¿). Él relacionado en el SNTE y después incursionando en política. Nunca suficientes y sinceras palabras para agradecerle atenciones.