“Los intelectuales del no” y la revocación de mandato en Hidalgo

“Los intelectuales del no” y la revocación de mandato en Hidalgo

ALAMEDA

Redacción
Julio 8, 2025

Por: Dino Madrid

Dicen que quieren democracia, pero les incomoda cuando el pueblo puede decidir más. Gritaron con orgullo “¡Es un honor estar con Obrador!” en 2022, cuando millones salimos a las urnas a ratificar el mandato del presidente. Pero ahora, en Hidalgo, esos mismos personajes —con la bandera de la izquierda enredada al cuello— andan diciendo que la revocación “no sirve”. ¿Qué pasó? ¿La democracia solo aplica cuando les acomoda?

Se dicen “la verdadera zquierda”, pero su postura divide más de lo que une. Alegan que la ley estatal es “inviable”, “más exigente” y que “ni los operadores de votos con estructura lo lograrían”. ¿Entonces qué proponen? ¿Hacérsela más fácil a quienes quieren tirar gobiernos por capricho o intereses disfrazados de democracia? La revocación no es un juego de popularidad ni una encuesta de redes sociales: es un instrumento serio, con requisitos serios.

En un documento, con mucho énfasis en cifras, repiten que se exige un 10% del padrón. Claro que sí, porque si vas a pedir que se le revoque el mandato a un gobernador electo por el voto libre del pueblo, mínimo demuestra que tienes el respaldo de una parte significativa de ese pueblo. ¿O quieren que con 5 mil firmas y un par de videos de TikTok con 50 vistas se eche abajo la voluntad popular?

Además, acusan que el gobernador “no quiere ir a la consulta”. Falso. La ley la impulso nuestro mandatario estatal y se aprobó como parte de la plataforma de Morena. Pero gobernar no es estarse paseando en plebiscitos cada año. Gobernar también es dar resultados, construir instituciones y profundizar la participación ciudadana con reglas claras. Si el problema es el umbral, que lo discutan con propuestas serias, no con berrinches.

Y ahí está el punto clave: lo que verdaderamente develan con su postura no es una preocupación democrática, sino su escasa base social, su desconocimiento absoluto de los procesos políticos de gobernanza y, sobre todo, su incapacidad de movilización. No pueden juntar firmas porque no caminan territorio. No organizan nada porque no conocen a nadie más allá de su grupo de WhatsApp. No construyen porque viven instalados en el “no”.

Lo que en realidad molesta a “los intelectuales del no” es que han perdido el monopolio de la crítica. Se incomodan porque la militancia de nuetro partido ya no los necesita para expresarse. Hoy, las decisiones no pasan solo por asambleas de café ni por columnas en revistas marginales. Hoy hay urnas, hay territorio, hay pueblo informado y eso los hace obsoletos.

En resumen: no es que no les guste la revocación, es que no les gusta no controlarla.

La verdadera izquierda no le teme al pueblo. Al contrario: confía en él. Y si el pueblo decide sostener a un gobierno que trabaja, que transforma, que combate la corrupción y escucha a su gente, entonces que nadie venga a deslegitimar ese derecho con máscaras de pureza.