Los archipiélagos poéticos de Rubén Gil

Circo Sónico

Las interpretaciones de los dos aviones estrellándose contra las torres gemelas del World Trade Center, en aquel mítico 11 de septiembre del 2001, señalaron un golpe severísimo al centro político de los Estados Unidos y al universo simbólico del capitalismo.

Y dichos análisis son acertados, pero llegó el francés Francois Lyotard a romper todos los esquemas, cuando describió aquel suceso como: “el espectáculo aerostático más hermoso del mundo”; no faltaron las reacciones de los políticamente correctos: ¡sacrilegio! ¡blasfemia! ¡irreverencia!

Pero ni duda cabe -y apelando al pensamiento lateral- que el autor de La condición postmoderna también tenía razón y es viable apreciarlo desde otra perspectiva: la estética.

Y es que Lyotard ahora aparece inserto en el primer libro de poesía de Rubén Gil, llamado S(hoy) un archipiélago (Editado por Malviaje); se trata de un autor pachuqueño y universal que se lanza por la borda en pos de la poesía total e incluso de la escritura total, pues provoca el fenómeno poético -porque así lo decide- al tiempo que fusiona los géneros y se interesa por la filosofía y el arte contemporáneos.

Luego,/ cuando Lyotard habla de la relación entre lo sublime y la vanguardia/ me atrae…/ cuando plantea una neurosis,/ cuando existe el conflicto de un sujeto que por sus facultades puede concebir una cosa y presentarla”.

He allí muy bien perfilada la aventura y el interés de Rubén: saberse rodeado de neurosis -individual y colectiva-, plantear una relación de conflicto entre el lenguaje y las cosas y, pese a todo, realizar un manifiesto… una topología personalísima en la que perrean la ética, la estética y el pensamiento actual.

S(hoy) un archipiélago es un libro que me ha atraído poderosamente y al que le tengo también mucho respeto… es demasiado retador; posee unas de las primeras 50 páginas más potentes que la poesía mexicana haya entregado en mucho tiempo, dado que poseen valentía y arrojo… no temen guardarse nada.

“Shey Maya, filósofa y poeta latina, sostiene que la poesía se encuentra fuera de la naturaleza del lenguaje,/ más allá de su incapacidad para expresar lo comunicable en su totalidad,/ siempre permanece en el margen de lo inefable”.

¡Vaya comienzo brutal y consistente! Se trata de un ejercicio que incluye poesía visual, arte conceptual, deconstrucción y cut & paste; se trata de una procesamiento escritural del pensamiento que combina lucidez con sentido del humor a través de una postura cínica y desencantada.

“Después de toda la poesía que he conocido en mi vida,/ solo una cosa puedo asegurar:/ la poesía no se encuentra en el cuerpo escrito de ningún poema;/ al parecer, los poetas nunca han hecho poesía”.

La literatura y la poesía no son sólo texto…  se encuentran fuera y dentro -del mundo real- y es por ello que Bob Dylan encarna a un premio Nobel de literatura. Debe ser hora que nos acostumbremos a una perspectiva cuántica y entendamos que, como El gato de Schrödinger, la poesía es continente y contenido… es fluido y refractario… está viva y muerta a la vez -como el famoso felino-.

Es así que es posible concebir un objeto antiguamente llamado libro en el que desfilen Jürgen Habermas, Kant, Lyotard, Angelica Chain, Drácula, Pinocho y Divine, como representantes de una nueva filosofía punk y su decálogo: “1. El intermediario para ello es el lenguaje. 2. En el lenguaje se representa lo verdadero y lo real. 3. Todo lenguaje es político porque es público…”.

Y el aquelarre se extiende hasta las 81 páginas llenas de provocación y ejercicio de la inteligencia; Rubén Gil ha hecho un primer libro impecable e implacable: “Shey Maya ha hablado de la poesía como el código que va más allá de la comprensión racional del mundo”.

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