Lluviecillas morriñosas

Vozquetinta

Podemos desconocer la definición exacta de una palabra que nunca antes habíamos oído o a la que no habíamos prestado mucha atención, pero mediante su sonido intuimos o suponemos lo que significa. Con cuánta satisfacción descubrimos después, cuando alguien nos la aclara o la consultamos en el diccionario, que nuestra percepción no estaba tan fuera de lugar, que le atinamos a la muletilla acostumbrada en casos así: “Me suena a tal cosa o a tal otra”.

Uno de mis vocablos predilectos por su sonido es «morriña». El lexicón académico lo define como “Tristeza o melancolía, especialmente la nostalgia de la tierra natal”, y lo califica de portuguesismo porque proviene de la voz gallegoportuguesa morrinha, ‘llovizna’. Dicho de otro modo: la lluviecita (el chipi-chipi, para usar un nahuatlismo común en México y también expresivo por su sonoridad) que, de tan machacante durante horas y horas, produce languidez e induce a la añoranza. Así, a través del uso lingüístico, la morriña deja de ser un simple fenómeno de la madre naturaleza y se convierte en un estado de ánimo.

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Desde luego, no es condición sine qua non que deba haber cielo entoldado y llovizna pertinaz por días y días para sentir morriña. El deseo de regresar a la querencia, a la tierra donde uno nació, a la geografía sentimental cuyas raíces permanecen igual de profundas en nuestro espíritu, puede surgir en circunstancias que nada tengan de lluviosas. Como quiera, sin embargo, la sensación es equivalente: un caer y caer de gotitas evocadoras, a manera de rocío que nos empapa de dulce melancolía.

Ocasiones de reflexionar, no solamente a la vera del camino y de preferencia en un paraje que amerite el reposo con vista hacía la lejanía, a manera de fértil introspección, sino durante el trayecto mismo, sobre la marcha, por mero ejercicio caminante. Encontrarse o volver a encontrarse mientras nuestros pies cumplen su tarea vitalicia. Andar y seguir andando para apapachar esa morriña impulsora de nuestras creatividades.

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Enrique Rivas Paniagua

Contlapache de la palabra, la música y la historia, a quienes rinde culto en libros y programas radiofónicos
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