Libros de texto, ¿comunistas?

Alameda

Hace unos días la derecha conservadora de este país nos regaló uno de los episodios más deplorables de la televisión mexicana, cuando en TV Azteca Javier Alatorre denunció en su
noticiero, la supuesta propaganda comunista contenida en los nuevos libros de texto gratuitos de la SEP.

La oposición política y la progresía mediática basaron esta «crítica» en la ya vieja conocida falacia narrativa de «el virus comunista», haciendo uso de un sinnúmero de publicaciones en redes
sociales acompañadas de referencias abiertamente falsas sobre los nuevos materiales educativos, lo que les convierte en términos argumentativos, no solo en mentirosos, sino en tramposos.

Lo que si significan los nuevos libros para la educación es un reto, porque son algo nuevo, pero el conocimiento a lo largo de la historia siempre ha representado un reto; además nos inscriben en el proceso de transformar la educación pública de nuestro país.

Nadie con el mínimo sentido común espera «eruditas disertaciones» basadas en los nuevos contenidos de de la SEP, sino simples reflexiones desde el –muy agudo– sentido común de los niños.

Lo que hoy los nuevos libros de texto hacen, es que plantean el aprendizaje en proyectos y no en materias, es decir, no estudian disciplinas aisladas sino a partir de la experiencia personal y/o comunitaria, entonces, en lugar de memorizar como en el conocido sistema Lancasteriano, se razona y se entienden los procesos abstractos de una manera lógica y práctica, tal cual se hace en la vida cotidiana.

Yo –por ejemplo– estoy acompañando la crianza de una pequeña sieteañera, y entiende este
ejercicio mucho mejor que la mayoría de comentaristas y lectores de telepronter qué hay en TV Azteca.

De lo que se trata es de enseñar a no anteponer el interés individual, sino el interés común, de todas y todos; se trata de aprender a partir del interés de la colectividad, lo anterior NO es comunismo, no nos dejemos confundir.

Entiendo el miedo al cambio, pero la inmutabilidad nunca nos ha llevado a nada bueno; por ello tengo claro que esos niños que hoy estamos viendo crecer serán mejores que nosotros.

Al final del día, el problema NO son los libros de texto de la SEP, sino la perspectiva tramposa desde la cual están siendo juzgados.

Educación popular: ¿Educar para qué? ¿Educar para quiénes?

Hoy que la derecha conservadora anda con su campaña de destruir libros (Sic.) es el momento ideal para releer al formidable Paulo Freire y su ‘Pedagogía del oprimido’.

La educación popular no tiene otro objetivo que desarrollar la participación directa y activa de la propia comunidad, abordando las problemáticas de manera interdisciplinar con participación de las y los actores en todas las fases.

De lo que se trata es de tener una educación vivencial preparando a las y los niños para actuar en la vida, generando sujetos más empáticos.

Paulo Freire planteaba que los seres humanos deben no solamente aprender a a leer «la palabra”, sino también a leer «su mundo». Esto implica el desarrollo del conocimiento crítico, potenciar el pensamiento y auspiciar la reflexión del individuo.

Por Dino Madrid

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