Las lesbianas existimos y resistimos
En contra del mar
A las lesbianas nos han querido borrar de la historia desde que los sistemas de opresión se instauraron en las civilizaciones. Nuestra existencia es incomoda porque nuestra existencia va más allá de una práctica sexual, amar a otra mujer manda un mensaje de rebeldía, resistencia y transgresión en un mundo donde parece que la única posibilidad de existencia es a través de la heterosexualidad.
Adriana Fuentes en su libro Decidir sobre el propio cuerpo, nos recuerda que la historia de las lesbianas en México a diferencia de los homosexuales, es una historia secreta, oculta. Mientras ellos luchaban en el espacio público, nuestras antepasadas sobrevivieron siendo: monjas, tías solteronas que vivían con amigas también solteronas y en casos muy graves, las mujeres locas que terminaron en hospitales psiquiátricos recibiendo “terapias” que prometían curar esa enfermedad.
La primera lesbiana en nombrarse públicamente como tal fue Nancy Cárdenas; a quienes otras feministas tachaban de enferma. Porque sí, algunas valientes decidieron no esconderse y luchar en la arena publica, aunque siempre batallando por conseguir un espacio entre el movimiento LGBT que priorizaba a los hombres y las feministas heterosexuales, que consideraban que las lesbianas no tenían espacio ahí.
No romantizo nuestra existencia, porque también fuimos criadas bajo este sistema y replicamos varios ismos, como el machismo. Algunas de nosotras somos atravesadas por otras identidades y hemos tenido más privilegios. Otras no perciben la politización de su existencia por lo que activamente no buscan terminar con las relaciones de poder que nos subordinan, pero en mayor o menor grado, nuestra simple existencia transgrede, como menciona Anna Binford, porque resignificamos el concepto de mujer.
No creo que las lesbianas seamos mujeres homosexuales. Percibirnos así secciona nuestra vivencia, ya que invisibilizaria fragmentos de nuestra identidad, que de nuevo provocarían una ausencia que se traduce en la obstaculización para alcanzar nuestros derechos.
El 26 de abril conmemoramos el día de la visibilidad lésbica, para recordar que el sistema nos ha querido borrar por, aparentemente, negarnos a cumplir los mandatos principales del sistema heterocispatricarcal: la subordinación a los hombres a través de la heterosexualidad y la maternidad.
Amar a otra mujer aun es un acto revolucionario y a pesar de todos los intentos de borrarnos, de negar nuestra existencia, nuestros derechos; aquí estamos: existiendo y resistiendo.