“Ser la primera en pisar las calles de Madrid/ tomar café en el Dixie/ y acordarme de tí… buscando en la guitarra una poesía/ detrás de un adjetivo que me salvé el día”. La Bien Querida tiene en “Bar Dixie” una de las mayores fortalezas del álbum que lleva por nombre sus iniciales artísticas… un LBQ que es ya su octavo larga duración y que la topa llena de recursos y, una vez más, con ganas de dar un gozoso viraje de estilo.
Si con Paprika (2022) Ana Fernández-Villaverde probó suerte con la rítmica y sonoridades latinas, ahora retorna al indie rock que la ha acompañado a lo largo de toda su carrera, por más que tal concepto musical sea cada vez más un interrogante que algo muy en claro; ella se asiste del pop para asentarlo todo y un discurso muy auténtico.
Y es entonces cuando nos encontramos ante una mujer adulta aferrada a sus costumbres y manías y que cuenta con total claridad para saber que ahí radica una fuerte casi inagotable de pretextos narrativos; tal como cuenta a Mondosonoro a propósito de “Bar Dixie”: Tengo muchísimas canciones a lo largo de los discos quejándome de los chicos que me han hecho daño. Y bueno, ahora voy a escribir de las cosas bonitas y sencillas. Que al final son las cosas sencillas, las que no cuestan dinero. Lo que realmente te da la felicidad. El Dixie es el bar donde desayuno todos los días y es un bar típico de Madrid de toda la vida, de tostadas y café a 3 euros. Me encanta este sitio porque me ven de lejos y ya me lo están preparando todo”.
La Bien Querida se vuelca -una vez más- a ser cronista de sí misma y es por ello ya nos había adelantado “Una estrella”, que es todo un pronunciamiento de lo que ella siente por su hija; es así como la encontramos escribiendo por el centro de Madrid y luego reiterando que estará siempre para su pequeña, pero ello no obsta para que esas canciones de desamor que le son tan propias también aparezcan.
Ahí están “Mundaka” y “Como te amo yo” (que parece una vuelta de tuerca a la de Raphael) y esa manera de dotar a ciertos hombres de cualidades superlativas, que con todo no ayudan para mantener relaciones de largo plazo. Es por ello que la gran sorpresa viene con “S.O.S”, en la que sentencia a un hombre viejo y solo al arrepentimiento de haberla perdido… un dardo envenenado de cuando el enemigo sea el espejo.
La Bien Querida es alguien que va escribiendo para las personas de su edad; ella logra que la acompañen en el viaje exploratorio de la vida… y es así que da con canciones tan contundentes como “Noche de bodas”, una nueva acometida sobre las percusiones latinas y en la que confiesa que: “ama como una loca y odia con un odio insolente” para terminar aceptado la boda cuando al interfecto le de la gana y hasta dejaría de bailar salsa.
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Han pasado ya 15 años desde la aparición de un debut tan emocionante como Romancero y Ana prueba con diferentes formas de enfrentar la canción, tal como ocurre en “Podría haber sido”, que contiene una aliteración de oficios totalmente variopinta.
En LBQ una vez más aparece la impecable producción de David Rodríguez (La Estrella de David), quien entiende perfectamente a una artista con una estética y postura perfectamente definidas y consolidadas.
La vida avanza y La Bien Querida con ella… quizá ya no esté ese espíritu romántico e indie de sus comienzos, pero sabe como adaptarse y hacer de la canción la mejor forma de obtener toda la complicidad que haga falta… estábamos -y seguimos- de su lado.
MHO
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