El ingeniero mecánico Jorge Daniel Olguín, guardián del Reloj Monumental de Pachuca desde hace 31 años, durante el mantenimiento periódico del mecanismo centenario.

Jorge Daniel Olguín, 31 años cuidando el Reloj Monumental de Pachuca

Desde hace 31 años, Jorge Daniel Olguín Martínez dedica su vida a mantener en funcionamiento el Reloj Monumental de Pachuca.

Dulce Castillo

Septiembre 15, 2025

Desde hace 31 años, Jorge Daniel Olguín Martínez, de 71 años, es el guardián del Reloj Monumental de Pachuca. Cada tercer día, sube los más de 80 escalones que llevan a la maquinaria centenaria para darle cuerda con 400 giros de manivela, limpiar engranajes, ajustar segundos y asegurarse de que el tiempo siga su curso exacto para toda la ciudad.

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“Uno se va enamorando. Me volví un engranaje más de la maquinaria, y ya no lo puedo dejar. Aquí estaré hasta que se acaben mis fuerzas”, cuenta con orgullo.

Ingeniero mecánico de profesión, Olguín no es relojero en el sentido estricto, pero aprendió el oficio de la mano del técnico anterior, amigo de su padre. Un día subió a ayudar y nunca más bajó. Literalmente.

Jorge Daniel Olguín, 31 años cuidando el Reloj Monumental de Pachuca

“Yo venía por gusto, pero terminé quedándome. Me decía: ‘quédate con el puesto’, y yo respondía ‘no, no, yo vengo de gratis’. Hasta que sin darme cuenta, ya era mi responsabilidad.”

Monitoreo 24/7: pasión por el tiempo exacto

Aunque la mayoría de los pachuqueños solo escucha el reloj cada hora, Jorge Daniel está conectado con él las 24 horas del día, gracias a una webcam instalada en el mecanismo.

“A veces, a la una de la mañana escucho que está adelantado 11 segundos. La gente ni lo nota, pero yo sí. Entonces me visto, subo, lo ajusto, y ya puedo dormir tranquilo.”

El calor y el frío afectan la precisión del mecanismo, como si se tratara de un cuerpo humano, dice. Por eso lo cuida con disciplina y cariño.

“Esos 400 giros de manivela cada tercer día son como abdominales. Muchos jóvenes se sorprenden de que a mi edad tenga el abdomen duro. Pues es mi gimnasio gratuito.”

“El reloj es parte de mi vida… y de mi ciudad”

Originario de la colonia Doctores, Jorge vive a unas pocas calles del centro. Desde niño pasaba corriendo frente al Reloj, sin imaginar que terminaría dedicándole su vida.

“A veces voy a otro lado y por costumbre empiezo a caminar hacia el Reloj. Mi esposa me dice: ‘pero hoy vamos a la zona sur’. Ya es automático.”

Para él, el Reloj no solo es un trabajo, sino un símbolo que la ciudadanía debe valorar más. Lamenta que muchas personas incluso nacidas en Pachuca no conocen su historia, su arquitectura, ni su simbolismo.

“El 95% de los oriundos no saben por qué fue hecho, en qué año o qué representa. Y eso es preocupante. Los mejores guías turísticos deberían ser los propios pachuqueños.”

Propuso al alcalde Jorge Reyes Hernández que se impulse un programa educativo en escuelas y cuerpos de seguridad, para que todos puedan contar la historia del monumento. También promueve que más ciudadanos puedan subir a conocer la maquinaria.

El Reloj también merece cuidado

Olguín celebró que este año, por iniciativa del alcalde, se esté realizando un nuevo mantenimiento integral al monumento, tanto en su interior como en su fachada. La última intervención de este tipo fue en 2009, según recordó.

“El color verde de la cúpula no es su tono original. Esa cúpula no es de cobre, como se dice, sino una aleación con zinc. Su color original es dorado, como el latón.”

El mantenimiento actual incluye un despintado milimétrico de la superficie externa para conservar la integridad del material. La intervención se realiza con acompañamiento del INAH, como dicta la normativa para monumentos históricos.

Un legado difícil de reemplazar

A pesar del paso del tiempo, Jorge no piensa en el retiro. Ni siquiera sus hijos empresarios han querido tomar su lugar. Aunque han subido con él, e incluso sus nietos conocen el funcionamiento de la maquinaria, ninguno ha expresado intención de continuar su labor.

“Es una responsabilidad muy grande. Si me voy dos días de viaje, al segundo ya estoy pensando en regresar para atender el Reloj. No cualquiera lo hace. Esto es por compromiso y cariño.”

Aunque admite que hay quienes podrían operar el mecanismo, duda que alguien más lo cuide como él lo ha hecho.

“No basta con saber cómo funciona. Hay que quererlo. Estar al pendiente todo el tiempo. No es un Reloj común, es un símbolo de Pachuca.”

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“No cambiaría mi vida por nada”

A pesar de las horas, del frío en las madrugadas, de los fines de semana sacrificados y de las vacaciones pospuestas, Jorge Daniel Olguín afirma con firmeza que no cambiaría su vida por otra.