HUGO JACIEL, EL AMIGO
Horizontes de la razón
“En este quiosco de la plaza principal de Tonalá conocí a AMLO en 1997 durante su campaña a presidente del PRD. Yo regresaba de comer hacia mi local y él caminaba por la acera de enfrente, vio que lo estaba observando y se cruzó la calle y me invitó a su mitin, éramos como 12 personas máximo. De ahí en adelante siempre he sido obradorista”, Hugo Jaciel (QEDP), 25 de octubre de 2022.
Al querido amigo que hoy le digo adiós, lo conocí en un domicilio particular cuando acompañaba los trabajos de organización para la campaña presidencial del 2018. En aquel momento, no recordé que algunas veces había leído su nombre o lo había oído mencionar durante la primera década del segundo milenio, cuando en los periódicos me enteraba del acontecer político estatal. Recuerdo, sin embargo, que mi primera impresión fue la de estar hablando con un hombre serio y experimentado, un político profesional.
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No sé si antes de ese tiempo el temperamento de mi amigo fue distinto, el caso es que yo conocí a un militante firme, convencido, sensible, trabajador y resolutivo. Hicimos equipo en elecciones internas del partido, en elecciones constitucionales, tareas administrativas, en muchas elecciones internas, a veces silenciosas, pero no por eso menos apabullantes o duras. En todos y cada uno de esos escenarios, Hugo siempre fue de una sola pieza y en más de una ocasión, fue el motor de congruencia, el abanderado de la motivación, el jefe que en campo inspira a sus soldados a seguir adelante en el frente.
Hugo me invitó a la fiesta de su pueblo, Santa María Temaxcalapa. Llevo en mi corazón la música, la comida, el paisaje, el jaripeo, la lluvia, el ambiente y la calidez con la que fuimos recibidos. Era un excelente anfitrión. También, de la mano suya, nos adentramos en otra ocasión al corazón de su amado Huehuetla, donde experimentamos el más profundo sentimiento de amor por nuestra tierra Hidalguense de la mano de los pobladores que nos recibieron con rezos, sahumerios, cohetes, flores, banda y el deseo de involucrarse en los asuntos públicos.
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Mi amigo Hugo tenía una vena artística. Fue gracias a él que conocí en fotos la obra de José Clemente Orozco afamado muralista jalisciense, autor de la obra “El Hombre en Llamas” ubicada en el Hospicio Cabañas, Guadalajara. Fui beneficiaria de una serie de solo tres piezas que él mismo realizó con sus talentos, unos hermosos caballitos de madera. Su experiencia y amor por las artes me llevaron a invitarlo a dirigir la dirección de cultura en Tizayuca, tarea que hizo con entrega y responsabilidad.
Decidí dedicarle esta columna a Hugo porque estoy segura de que no solo hablo por mí, sino por decenas de militantes de izquierda de nuestra entidad cuando digo que, por sus cualidades artísticas y sus talentos políticos, lo vamos a extrañar.
Hidalguenses por la 4T, despedimos con honor y memoria