Hania Rani y la etérea belleza que provoca ‘Nostalgia’
CIRCO SÓNICO
Se trata de una pianista y cantante polaca que se mueve entre la electrónica, el minimalismo y la música clásica; interpreta de una manera su música que desparrama exquisitez y emotividad por doquier. En 2003 publicó el excelente álbum Ghosts, que luego trasladó al directo y ahora se muestra bajo el título de Nostalgia.
El disco se centra en un concierto que se llevó a cabo el 6 de octubre de 2023, cuando se acompañó de un conjunto de cuerdas en la sala de conciertos de la Radio Polaca en Varsovia.
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De mi parte, ya había experimentado su disfrute, cuando un comentario del tijuanense Pedro Gabriel Beas, miembro del Colectivo Nortec y creador musical con el nombre de Hiperboreal, sugería que habría que nombrarlo el disco del año.
Viniendo de un sibarita total, tal aseveración me regresó a su escucha y mientras transcurría no podía dejar de evocar al lisboeta Fernando Pessoa, que en uno de sus célebres poemas anotó: “Nada queda de nada. Nada somos/ Al sol y al aire libre, un poco, nos atrasamos/ Por lo irrespirable de la tiniebla que pesa sobre nosotros…”. El escritor de los heterónimos está íntimamente ligado al concepto de saudade -tan portugués-, que en cierta medida implica a la nostalgia -mismo título de la obra de Hania-.
Rani captó nuestra atención tras una impresionante actuación para el proyecto Cercle en la Cour des Invalides de París, en julio de 2022, y a partir de allí hurgamos en su trayectoria, que comenzó apenas en 2019. Nacida en Gdańsk, ciudad localizada en la costa báltica, estudió primero en Varsovia y luego en Berlín y, actualmente, alterna su residencia entre ambas urbes, desde donde coquetea con el entorno de la clásica contemporánea, pasajes ambient y ahora momentos más luminosos de electrónica, tal como comprobamos tanto en Ghosts como ahora en Nostalgia.
A sus 34 años de edad, la también compositora del score de la película Venice: Infinitely Avantgarde ha declarado que le interesa encontrar historias que aludan a la vida y la muerte, a la luz y la oscuridad y que pueden ser reales o no… todas ellas son las presencias fantasmales que conviven al interior de su obra.
Curiosamente, la pieza titular es la única que no procede del concierto en Varsovia; “Nostalgia” fue extraída de una actuación en la Roundhouse de Londres. A la postre, todos esos registros fueron mezclados Greg Freeman en Berlín y el resultado es de una suprema belleza, ya sea muy en plan ambient, como en “24:03” o más cercano al pop, tal como ocurre en “Don´t Break My Heart”, en la que su canto la acerca a la querida Tori Amos.
Esta vez Hani Rani no contó con los ilustres invitados del disco pasado: el canadiense Patrick Watson, el islandés Ólafur Arnalds y Duncan Bellamy de Portico Quartet; aquí tiene de su lado al ensamble de cuerdas y al notable bajista Ziemowit Klimek, un acompañamiento suficiente para que los conciertos fueran etéreos y magníficos.
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La mancuerna que hacen Ghosts y Nostalgia contribuyen decididamente a consolidar la figura de Hania Rani y colocarla junto a artistas que marchan sobre su misma senda, como lo son Nils Frahm, Ludovico Einaudi y Max Richter… todos ellos transitando en un cruce de caminos entre la música clásica que se compone en la actualidad y la electrónica downtempo.
He aquí un manjar musical impederdible.