Faltan parteras en hospitales para reducir violencia obstétrica
Hidalgo ocupa el lugar 11 por la mayor proporción de maltrato en la atención obstétrica contra las mujeres de 15 a 49 años
En 2019 un recién nacido cayó al suelo en el vestidor del servicio de urgencias de ginecología y obstetricia en el Hospital General de Pachuca. Minutos antes, la madre clamaba “ayúdenme por favor, ya va a nacer mi bebé”.
La atención de un médico residente fue “respire señora porque no me está ayudando en nada, deme su nombre por favor”.
Tres años después de lo sucedido, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH) emitió una recomendación a la Secretaría de Salud de Hidalgo para la reparación del daño al hijo y a la madre.
Este caso, que provocó daños físicos y psicológicos a la mujer antes, durante y después del parto, no es un hecho aislado, las últimas estadísticas refuerzan que en Hidalgo las historias de violencia obstétrica son vastas.
Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2021 realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en los últimos cinco años (de 2016 a 2021), el 33.2 por ciento de las mujeres en Hidalgo, de 15 a 59 años que tuvieron un parto o cesárea, experimentó algún tipo de maltrato por parte de quienes las atendieron en el parto o cesárea.
Se detalla que Hidalgo ocupa el lugar 11 entre las entidades federativas del país que reportan mayor proporción de maltrato en la atención obstétrica contra las mujeres de 15 a 49 años.
Asimismo, se destaca que en la entidad la prevalencia de maltrato obstétrico es mayor entre las mujeres que tuvieron cesárea (39.1 por ciento) con respecto a quienes experimentaron un parto (27.1 por ciento).
Una solución para reducir la violencia obstétrica en esta entidad es la inclusión de profesionales de la partería en los sistemas de salud, acción emergente prevista desde hace años por organismos internacionales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala la necesidad de la partera profesional como personal fundamental en el cuidado del embarazo, parto y puerperio como una estrategia eficaz para prevenir la muerte materna y fortalecer la atención primaria y el primer nivel de atención.
Mientras que en el Plan Estratégico 2018-2021 del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) se menciona que un punto central es fortalecer las capacidades de los trabajadores sanitarios, en especial de las matronas, para prestar servicios integrados de salud sexual y reproductiva de gran calidad, incluso en situaciones humanitarias.
Tecnológica de Tulancingo es pionera en formación de parteras
La Universidad Tecnológica de Tulancingo (UTecT) es la única institución pública de México que ofrece la licenciatura en Salud Reproductiva y Partería, cuyo programa está compuesto por tres años cuatro meses de instrucción, y un año ininterrumpido de servicio social.
“La carrera se apertura con iniciativa del Fondo de Población de las Naciones Unidas con una tarea muy clara que nos encargaron, crear una carrera a nivel licenciatura de entrada directa y que fuera ajena del área de enfermería y medicina, una partera o partero como un profesional autónomo y que a la vez sea interdependiente en el grupo de salud”.
Lo anterior, señaló la coordinadora del programa educativo Salud Reproductiva y Partería en la Universidad Tecnológica de Tulancingo, Mayra Gabriela Adame Salazar, en entrevista con La Jornada Hidalgo.
“Somos la primera universidad del subsistema de universidades tecnológicas y politécnicas que ofertamos esta carrera como licenciatura en Salud Reproductiva y Partería”.
La académica recordó que, en el año 2015, Hidalgo era la entidad federativa con mayor mortalidad materna del país. En este momento, dijo, el territorio hidalguense es punto rojo en el tema de embarazo adolescente.
“Esta carrera está siendo apoyada por instituciones como es Fundación MacArthur, la empresa Johnson & Johnson, que son las que han realizado los donativos tanto para la biblioteca como para equipar los laboratorios, en su momento otorgaron becas para nuestros estudiantes”.
Actualmente, esta licenciatura que inició en septiembre de 2018 cuenta con una matrícula de 150 alumnos. La primera generación en Salud Reproductiva y Partería (35 estudiantes) egresó a finales de enero de 2023 con la terminación de su servicio social, y próximos a titularse.
“Somos un modelo único, en este momento estamos en fase de replicación, hay otras seis universidades para este programa educativo en otras entidades del país, incluido Hidalgo en el municipio de Huejutla”, sostuvo Mayra Gabriela Adame Salazar, quien es médico cirujano y partera.
En otros países, parteras trabajan en hospitales
Adame Salazar destacó que en otros países este personaje (partera profesional) se llama matrona, y es un personal calificado como señala la OMS, que ha cubierto todos los requisitos propios de cada país para la atención del parto, incluso desde antes del embarazo.
“En otros países quienes atienden los partos son esas personas, no los médicos, solo que sea una persona con problemas o que se complique la intervención, desde la atención del embarazo está en manos de las matronas”.
De ahí, dijo, que existe una Confederación Internacional de Matronas, a la cual están afiliados más de 150 países.
“Dentro de nuestro contexto cultural, cuando nosotros nos referimos a una partera, estamos hablando de una partera tradicional, pero existen diferentes tipos de parteras, las comunes que están atendiendo en las comunidades, en los ranchos o zonas marginadas donde no hay un servicio de salud”.
“Las parteras técnicas, que son las que trabajan en las zonas urbanas, y ahora existen los licenciados en salud reproductiva y partería, donde ya no está a nivel tradicional ni técnico, sino en licenciatura con la posibilidad de continuar maestría y doctorado”, explicó la también docente de la UtecT.
Hay menos parteras tradicionales
Por otro lado, según la coordinadora de la carrera en Salud Reproductiva y Partería, existe un fenómeno que está ocurriendo y que es importante considerar, que las parteras tradicionales en este momento son adultas mayores que no tienen discípulas.
“Aquí lo importante es que nosotras hacemos contacto con ellas, para rescatar esos saberes, rescatar esos procedimientos e incorporarlos a la formación de los parteros”, aseguró.
En ese sentido, la médico y partera, no descartó que dicha práctica se encuentre en peligro de desaparecer, ya que se transmite de persona en persona, y cada vez hay menos parteras tradicionales, según los censos que se comparten con la institución.
De acuerdo con la Secretaría de Salud de Hidalgo, actualmente se tiene registro de 330 personas parteras capacitadas con enfoque intercultural, las cuales la dependencia estatal reconoce como pieza clave para atención de embarazadas en comunidades.
“Como universidad es importante rescatar esos saberes e incorporarlos a la formación de nuestros estudiantes, quienes tienen una asignatura que se llama medicina alternativa en la atención de la salud reproductiva”, indicó Adame.
Formar parteras, camino al parto humanizado
Este recurso humano debe tener una actitud de servicio, capaz de interactuar asertivamente con otras personas porque formará parte de un equipo de salud, va a interactuar con la mujer, la familia y comunidad que la rodea, proactivo, y reactivo ante una urgencia.
Para la Universidad Tecnológica de Tulancingo, los profesionales en Salud Reproductiva y Partería, -quienes son instruidos por un cuerpo académico interdisciplinario- son elementos clave para disminuir la morbilidad materna e infantil en las instituciones de salud.
Se espera que la partera en hospitales, al centrar su atención en las necesidades de la mujer, disminuya la violencia obstétrica.
“La partería favorece que la mujer se acompañe de la persona de su elección. La partera debe de fomentar que la mujer vaya acompañada a las consultas con la persona que elija”, sostuvo Adame Salazar.
“Durante el trabajo de parto y durante el nacimiento, esta persona nos va a ayudar a que la violencia obstétrica disminuya, porque va a velar por los intereses de la mujer y del recién nacido”.
Con pasantes disminuyó tasa de cesáreas en HGT
Además del maltrato físico y verbal, otra de las formas de violencia obstétrica es la práctica injustificada de cesáreas, pues ésta desde el punto de vista médico, es eficaz solo para prevenir la morbimortalidad materna y perinatal.
Sin embargo, no están demostrados los beneficios del parto por cesárea para las mujeres o los neonatos en quienes este procedimiento resulta innecesario, refiere la Declaración de la OMS.
“Con nuestra primera generación de pasantes que estuvieron en el Hospital General de Tulancingo, la tasa de cesáreas dentro del hospital disminuyó”, indicó la coordinadora del programa educativo Salud Reproductiva y Partería, Mayra Gabriela Adame Salazar.
Explicó que tales indicadores deben disminuir en los hospitales. “Nuestra tasa de cesáreas está por arriba del 50 por ciento, con las intervenciones de partería y sobre todo en primigestas (mujer embarazada por primera vez), están empezando a bajar”.
“Creo que todo el personal, médico, enfermería y administrativo, en centros de salud y hospitales deben ser sensibilizados de que podemos ayudar a las pacientes a recibir un trato amigable. Nosotras como parteras con las demás áreas podemos mejorar el sistema de salud”.
Así lo expresó Martha Hernández, estudiante del último cuatrimestre de la carrera de Salud Reproductiva y Partería, quien señaló que una de sus motivaciones más importantes para la elección de esta carrera fue el haber sufrido malos tratos por parte del personal de salud.
Se prevé en un futuro no muy lejano parteras en los hospitales
Cuestionada si los que hoy se forman en Salud Reproductiva y Partería tendrán lugar en instituciones de salud del país, la coordinadora de la carrera indicó que hay códigos de partería nivel técnico en la Secretaría de Salud y códigos de partería tradicional en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
“En la época del porfiriato las parteras existían en las escuelas, en la misma aula se sentaba la partera y el médico a tomar clases. Cuando en los años 60 se formaron las enfermeras y licenciadas en obstetricia, dejaron de formarse parteras en las escuelas”, comentó.
“Los códigos se inactivaron, pero están vigentes. El INSABI tiene el código de partera, los códigos existen, la Secretaría de Salud está esperando a los egresados. En un futuro no muy lejano vamos a encontrar parteras en los centros de salud y hospitales”, consideró.
La académica agregó que “estamos colaborando con la Fundación Mexicana de la Salud en habilitar los centros de salud aquí en Hidalgo, para que las funciones de la partería se puedan ejercer”.