Excelentísimos borrachos: un diccionario para decir salud
Circo Sónico
Escribir sobre un libro que rastrea las huellas del arte de beber en la cultura me permite iniciar recordando a Charles Bukowski, tremendo ejemplo del escritor que amó al alcohol y que entre las tantas frases que destilaba apuntó: “Beber es algo emocional. Te sacude frente a la estandarización de la vida de todos los días, te lleva fuera de eso que es lo mismo siempre. Tira de tu cuerpo y de tu mente y los arroja contra la pared. Tengo la impresión de que beber es una forma de suicido en cual se te permite regresar a la vida y comenzar de nuevo al día siguiente. Es como matarte a ti mismo y después renacer. Creo que hasta ahora he vivido diez o quince mil vidas”.
Comparto esa visión de la vida y la muerte… más un buen trago deslizándose por la garganta; es por eso que me parece fabuloso encontrar un buen libro que me recuerda que Fiodor Dostoievski solía repetir que los abstemios eran los responsables de la tristeza -¡vaya hombre sabio!-; por su parte, el actor Humphrey Bogart -inmortal por protagonizar Casablanca– sentenciaba: “No me fío de nadie que no beba” -y así debe ser-.
Aunado a ello, nadie podría refutar el fundamento de la editorial española Reino de Cordelia para editar este libro: “Desde los tiempos más antiguos, el número de grandes hombres propensos a la ingesta alcohólica supera al de los sobrios”; es por ello que es muy necesario que exista un libro como Excelentísimos Borrachos, Un diccionario ilustrado etílico cultural de alcoholes y alcohólicos selectos y notables.
Se trata de un volumen escrito por el escritor y traductor Carlos Janín (Pamplona, 1944) en el que se recogen muchísimas anécdotas sobre la relación entre el alcohol y la creación artística; es así que nos enteramos que Francis Scott Fitzgerald, cuando escribía sin beber ginebra obtenía resultados muy pobres, mientras que Patricia Highsmith era un crack para redactar mientras iba de trago en trago y ello hacía que la inspiración brotara.
Excelentísimos Borrachos es un libro cuya estructura en orden alfabético nos permite ir de la Absenta y la Beat Generation a la Resaca y los Mojitos. Es un libro con un diseño editorial maravilloso en el que abundan pinturas, ilustraciones, portadas, carteles de películas y fotografías de los protagonistas.
Los editores -con mucho tino- no omiten plantear que el tema abordado reviste: “una relación plagada de contradicciones, ya que lo etílico aparece a la vez como fuente de alegría, motor festivo y exaltación de la amistad, junto al abismo de la desgracia, tobogán hacia la perdición y sentencia de muerte”.
Excelentísimos Borrachos es pues un libro para paladear y pasar de página a página como si nos estuviéramos sirviendo “la caminera”, “la del estribo”, “la última y nos vamos” más la de “El tubo” -de ello los pachuqueños entendemos muy bien-; así que mientras tanto insisto en recomendar este volumen de obligada consulta mientras me preparo un cocktail con Japi -la exquisita ginebra hidalguense- mientras cito nuevamente a Bukowski: “Ese es el problema de beber, pensaba, mientras me servía un trago. Si algo malo pasa, bebes para intentar olvidar; si algo bueno pasa, bebes para celebrar; y si nada pasa, bebes para que hacer que algo pase”.