Entre lo que no acaba de morir y lo que no termina de nacer

Alameda

«Hagamos de lo público cada vez más público, hablemos de resistir a las tentaciones del poder, de dejar atrás la estridencia y el protagonismo, recordemos el compromiso de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo».

Un interesante debate ha surgido en los últimos días en Hidalgo por comentarios referidos hacia las y los integrantes del Poder Legislativo local que tiene que ver con «ponerse a trabajar y elevar el nivel del debate y discusión pública», palabras que encontraron eco en un grupo de legisladores que se sintieron aludidos y ofendidos por contravenir —según ellos— con su mandato Constitucional que les convierte en ‘gestores’.

En este debate hay que poner en la mesa que una de las acciones que se implementaron desde la transición a la presidencia, que a la postre asumiría en diciembre de 2018 Andrés Manuel López Obrador fue la de acabar con las partidas que usaban las y los legisladores del viejo régimen como bolsas millonarias de gestión, los famosos ‘moches’, además de exhortarles a que dedicaran sus tiempos y esfuerzos en legislar en favor del pueblo que los votó.

Pero mientras a nivel nacional ese vetusto ejercicio se ha terminado, en Hidalgo el ejecutivo estatal mantuvo esa vieja practica hasta la llegada del gobernador Julio Menchaca en septiembre del 2022, bien dicen que hay quienes no están entendido que los tiempos están cambiando, dicho de otra manera: se acabó lo que estaban entendiendo.

Por otra parte, decir y asegurar que la ‘gestión’ de las y los legisladores del Congreso del Estado de Hidalgo es una atribución Constitucional no solo es un despropósito, sino faltar a la verdad, ya que ni la Constitución Política del Estado de Hidalgo ni la Ley Orgánica del Poder Legislativo contemplan la ‘gestión’ como derecho u obligación de los representantes populares, basado en esto, todo aquella persona que fije postura de que los legisladores no son ‘gestores’ tiene causa y verdad Constitucional, política y programática, alineada a los tiempos que estamos viviendo.

Y como diría Andrés Manuel López Obrador, ¡serenos morenos!, porque quienes si debiesen estar ofendidos son las y los hidalguenses que en muchos casos no se ven representados de manera adecuada y efectiva por las y los legisladores que anteponen intereses particulares y/o de grupo a los sentimientos del pueblo que los eligió y que es quien les paga su nada despreciable sueldo; así que no solo hay que elevar el nivel del debate, sino también la productividad legislativa en la máxima tribuna de nuestro estado.

Por Dino Madrid

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