El tipo de cambio
No hay cosas gratis
Una de las variables económicas que más le gusta presumir al presidente para convencernos de que la economía va bien es el tipo de cambio. En su cabeza, un dólar barato es consecuencia de una buena economía. El problema con esta idea es que en el México de hoy es una idea equivocada y deberíamos de dejar de pensar en esos términos.
El tipo de cambio es, a final de cuentas, un precio. Es cuánta moneda nacional tenemos que dar para obtener una moneda extranjera, o viceversa, en el caso más relevante para México, es cuántos pesos debemos dar para obtener un dólar.
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A finales de 1994 México vio el inicio de una fuerte crisis económica, este fue el evento que cambió de forma radical cómo se le pone el precio a un dólar hoy. Antes el gobierno era el que determinaba el tipo de cambio, cuando es el gobierno el que determina el tipo de cambio decimos que estamos en un régimen de tipo de cambio fijo. En este régimen el gobierno pone el precio e interviene el mercado comprando o vendiendo dólares para garantizar que se mantenga en un mismo nivel, entonces, cuando el gobierno ya no está en capacidad de intervenir, no queda de otra más que devaluar, es decir, llevar el precio de un dólar a un nivel mayor. Así vivimos grandes devaluaciones, de 132% en el sexenio de Carlos Salinas, de 646% en el sexenio de José López Portillo, y el gran récord, de 1438% en el sexenio de Miguel de la Madrid. Todas esas devaluaciones se quedaron en la mente de muchos mexicanos porque fueron la antesala de gran inflación y desempleo que causaron mucho sufrimiento y pobreza.
En 1995, ya con un Banco de México autónomo, el gobierno decide cambiar la forma en la que se determina el tipo de cambio y decide transitar de un régimen de tipo de cambio fijo a uno de tipo de cambio flexible. Esto implica que el gobierno deja de intervenir y el precio de un dólar lo determina ahora la oferta y la demanda. Muchos factores influyen en el precio de un dólar hoy, la confianza en el país y la situación macroeconómica son importantes, pero no son los únicos, hay elementos externos que también influyen y que no están en control del gobierno como puede ser la cantidad de exportaciones, la cantidad de remesas o la cantidad de las inversiones tanto fijas como de cartera. Esto ha resultado bien, no hemos tenido desde ese entonces un aumento del tipo de cambio de forma abrupta.
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Es importante comprender la principal diferencia, antes el gobierno era el que decía cuánto costaba un dólar, hoy es el mercado el que le pone el precio. Antes el gobierno tenía el control, hoy ya no lo tiene. Si el gobierno ya no tiene el control, ¿por qué pensar que es por sus acciones que un dólar tiene el precio que tiene? Es por esa razón que es un error comparar el aumento del tipo de cambio entre sexenios antes de 1995 y después de 1995 sin contexto. Cuando vemos memes o infografías comparando sólo porcentajes, estamos comparando peras con manzanas. Y no sólo porque el tipo de cambio se determina de manera diferente en un régimen de tipo de cambio fijo y uno flexible, también porque el México de antes de 1995 era muy diferente al de después de 1995, hoy México es una economía muy abierta y diversificada y el tipo de cambio tiene implicaciones diferentes en nuestras vidas.
Tan diferente es el México de hoy que antes una devaluación venía precedida de malas decisiones económicas, hoy estamos viendo que podemos tener malas decisiones económicas y un tipo de cambio estable. Esto es consecuencia de esos cambios estructurales que ha tenido la economía mexicana en los últimos 30 años. Hoy un peso fuerte no quiere decir que la economía va bien, hay variables económicas que nos pueden dar un mejor panorama como la inflación o el crecimiento económico, por ejemplo. Y ahí hay malas noticias.