El teatro de Las Lajas: una historia de fe, cumbia y memoria colectiva

En Las Lajas, un barrio de Pachuca donde la calle es altar, capilla y campo de batalla, se teje una historia que late entre la fe, la música y la herida. De ahí surge Klan Lajas, una ficción escénica creada y dirigida por el hidalguense Sergio Alberto Nava Hernández, conocido artísticamente como Sergio Nava Roko, quien convierte su territorio natal en una metáfora viva del cuerpo, la memoria y la comunidad.

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El montaje, presentado recientemente en el Teatro Salvador Novo del Centro Nacional de las Artes (Cenart), como parte del proceso de titulación de la Maestría en Dirección Escénica de la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT), se adentra en la vida cotidiana del barrio para transformarla en rito, duelo y celebración colectiva.

“Klan Lajas nace de mi experiencia como habitante del barrio. Es una manera de entender cómo el cuerpo se vuelve territorio, cómo se inscriben en él las memorias de la violencia, la precariedad, pero también de la fe, del baile y de la esperanza”, explica Nava Roko.

Klan Lajas no busca representar a Las Lajas, sino reverberar su espíritu. A través de un lenguaje híbrido entre el teatro documental, la danza sonidera y el rito popular, la obra propone un recorrido escénico por los espacios simbólicos del barrio: el tianguis, la cancha, la capilla y la calle, lugares donde lo público y lo privado se confunden y el cuerpo se convierte en ofrenda.

El espacio escénico adopta forma de arena, rodeado por el público, como si se tratara de una ceremonia o un duelo colectivo. Las estructuras metálicas evocan una cancha, una reja, un altar o una pista de baile. En esa geografía mutable, los cuerpos de siete actores provenientes de Hidalgo, Estado de México y Ciudad de México dan vida a un “cuerpo barrializado”, construido desde la escucha, la improvisación y el testimonio.

“No actuamos desde la abstracción, sino desde la memoria encarnada. Desde lo que somos y lo que hemos vivido en los márgenes”, apunta el director.

El texto escénico es resultado de un proceso de investigación en sitio: entrevistas, observación participativa y escritura testimonial. Historias de vecinos, recuerdos familiares y experiencias personales del creador se entrelazan para construir una partitura poética entre lo realista y lo onírico.

Fe, duelo y fiesta: la identidad del cuerpo barrial

La obra plantea la relación entre una madre y su hijo, una metáfora del vínculo entre el barrio y sus habitantes como eje dramatúrgico. Ella, voz viva del territorio, confronta a su hijo con una verdad dura: “Aquí se pelea, se baila y se muere sin temblar”. Entre rezos, cumbias y golpes, el espectáculo encarna una espiritualidad popular donde lo sagrado y lo profano se confunden.

Klan Lajas se nutre de referentes del teatro ritual y épico, dialogando con pensadores como Jorge Dubatti, Patricia Cardona, Brecht, Weiss y Piscator, pero desde una perspectiva situada: el cuerpo periférico como archivo vivo de resistencia.

Aunque la obra ha tenido buena recepción en la capital, su creador enfrenta una paradoja: la falta de apoyo para presentarla en su tierra natal, Pachuca. A pesar de haber gestionado espacios como el Teatro San Francisco, las autoridades estatales negaron el préstamo del recinto sin costo, solicitando una renta de 26 mil pesos por día, aun cuando el proyecto no cobra entrada por ser académico.

“Nosotros íbamos a donar nuestro trabajo para que la gente de Hidalgo pudiera ver lo que hacemos. Pero nos pedían pagar como si fuéramos una compañía comercial. Es frustrante, porque el teatro que hacemos es profesional, digno y nacido desde aquí”, lamenta Nava Roko.

El equipo integrado por diseñadores, escenógrafos, vestuaristas e iluminadores egresados de la ENAT y de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo ha trabajado durante más de un año en el proyecto. Su intención es llevar Klan Lajas a los barrios, a las comunidades que dieron origen a su historia.

“Mi sueño es que la gente de Las Lajas entre al teatro y se vea ahí. Que entienda que ese arte también les pertenece”, afirma el creador.

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Klan Lajas es más que una obra: es una cartografía afectiva del cuerpo periférico. Es el eco de los rezos y las cumbias que resisten la exclusión. Es un recordatorio de que el teatro también puede nacer del tianguis, del sonido de la bocina y de las calles donde se pelea, se baila y se sueña.

Porque, como dicta el barrio, en Las Lajas “no hay redención para quienes dudan”.

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