El que se fue, Jorge Romero, gratos recuerdos

Historias que contar

Jorge Romero Romero, de 57 años, falleció el viernes 16 pasado. Un gran amigo y excelente ex compañero, Francisco Hernández, me informó. Tras un momento de silencio, me dijo que no sabía la causa.

Juntos, innumerables ocasiones habíamos departido con el hombre que gustaba usar amplios sombreros y cómodas camisas.

Las reuniones eran en diversos tiempos, que si en la mañana, tomando al tiempo café, o por las tardes, ya acercándose al anochecer; menos café. El tema central era política con asuntos en boga o, también, de acuerdo con responsabilidades que asumía, metas que se trazaba.

Cuando las charlas se extendían, se llegaba a cuestionamientos profundos. Nunca levantó la mano para sugerir, o solicitar, que se cambiara el sentido de preguntas.

Lo recuerdo bien, levantaba ligeramente los hombros; tal vez se frotaba el mentón, y respondía.

“No tengo nada que ocultar; es mi carácter, mi forma de ser”, explicaba.

Nació en Pachuca el 10 de noviembre de 1964.

Obtuvo licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Acreditó diplomados en Criminología, Ciencias Políticas y Derecho Notarial.

Llegó a comentar de sus maestros, y los calificó de altamente calificados en la docencia. Daba nombres y citaba particulares características de algunos. Sonreía al hacerlo.

“Mi reto era estudiar y sentirme preparado para responder cuestionamientos de catedráticos. Algunos deferentes, con pláticas extendidas al terminar tiempo en las aulas, otros más serios o casi inabordables, pero todos expertos en lo que nos enseñaban. No había tiempo para diferencias. Ellos sabían muy bien lo que nos exponían”.

Joven, ingresó joven en el Partido Revolucionario Institucional, en donde escaló diversos cargos desde la década de los ochenta. Entre estos, secretario de Acción Electoral, de Organización, secretario general y, finalmente de 1996 a 1999, presidente del comité estatal del tricolor.

En el gobierno, director de audiencia, Acuerdo Público y Seguimiento y director general de Gobernación, secretario de Turismo, y secretario igualmente de la Contraloría.

En dos ocasiones fue diputado federal y una vez local; de 2006 a 2009, secretario de Educación Pública.

Su trato era natural, de camaradas, nunca le advertí un signo de incomodidad. Empero, en una o dos ocasiones trascendió que se había confrontado, ya en niveles de respuesta, a provocaciones.

Interpelado, precisó. “Es cierto, quizá mal entendidos, pero sin pasar a mayores”.

Su voz era grave, pero intensa. Mucho le ayudaba en funciones de orador; ideas claras, sin rebuscamientos.

La última vez que lo vi fue un sábado caluroso de verano en la Plaza Independencia. Explicó que iba a una reunión, pero festivo, añadió “nos hablamos”.

Ya no se dio.

Xóchitl no va por la gubernatura

Xóchitl Gálvez, senadora panista, no hace mucho dejo entrever que podrá contender por la gubernatura hidalguense, aunque no lo ratificó.

Originaria de Tepatepec (22 febrero 1963), ingeniera en computación por la UNAM, tuvo rápido avance en funciones públicas y políticas.

En el sexenio foxista fue responsable de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas; también estuvo al frente de la delegación Miguel Hidalgo, 2015 a 2018.

Pero antes, en 2010, contendió por la gubernatura del estado, respaldada por cuatro partidos, PAN, PRD, PT y Convergencia. Al final quedó en segundo lugar con 47% de votos a favor. La superó Francisco Olvera.

Y de pronto, Xóchitl anuncia que irá por la Jefatura de la Ciudad de México, que hoy ocupa Claudia Sheinbaum.

Falta tiempo para esa contienda, pero la política hidalguense se siente segura e irá por todo. Encomienda nada fácil.

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