El carnaval de los huehues, ¿por qué es importante para la conservación de bosques?

La activista Filiberta Nevado (quien en 2020 fue amenazada de muerte ante más de 40 personas por un talamontes) encabeza los preparativos del carnaval de los huehues (ancianos), que se efectuará el 19 de febrero en la comunidad nahua del municipio de Acaxochitlán, y tendrá como temática la defensa del bosque de Zacacuautla.

Pobladores y ambientalistas del colectivo Ocotenco-Kuautlali organizan ya talleres para niños y adultos en los cuales se elaboran con materiales reciclables las máscaras y disfraces que se utilizarán en el carnaval de Zacacuautla, que cumple este año una década de que se reanudó, tras una pausa de 50 años, antes de Semana Santa. Desde 2000, más de 90 por ciento de las 55 hectáreas de zona boscosa de Zacacuautla, en los límites entre Hidalgo y Puebla, han sido objeto de una feroz devastación por la familia Canales Templos.

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En 2013, después de que los pobladores lograron, tras una larga lucha jurídica, que a la familia Canales Templo se le revocaran los permisos de tala que de forma irregular se les habían otorgado, los defensores del bosque decidieron retomar el carnaval, por ser una tradición con raíces nahuas y, sobre todo, para fortalecer la conciencia sobre el cuidado de la naturaleza.

La activista explicó que se confeccionaron 50 vestidos similares a los que se usaban antaño, así como máscaras, y se las dieron a la gente del pueblo para el carnaval.

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“Para las máscaras contamos con el apoyo de Yirian Ninel Gómez, tallerista de Pachuca que nos acompaña en la lucha por el bosque desde hace muchos años; junto con Enrique Santoyo, maestro de la Escuela de Artes, y su ex esposa, Laura Cerón, enseñaron a la gente a hacer las máscaras, las cuales adornamos con semillas de frijol, habas, cebada y otros granos, pero en particular maíz, para hacerlas más nuestras, darles un sentido de pertenecía”.

De acuerdo con la activista, el carnaval, que se celebraba desde la Colonia en Zacacuatla, se perdió a finales de la década de 1950 “por culpa de un sacerdote que le dijo a la gente que la Virgen se asustaba con los bailes y el ruido de los chicotes o látigos que se utilizan en algunas danzas.

“En 2021 se hizo virtual por la pandemia de covid 19 y en 2022 ya no fue posible organizarlo por la misma razón. Pero la enfermedad no frenó la lucha para evitar que acaben con lo que queda de árboles. La gente aún recuerda que en los años cincuentas sólo bailaban los hombres vestidos con la ropa de sus hermanas, esposas o familiares mujeres, y se ponían una máscara hecha con tela de las almohadas, a las que pintaban con tizne los rasgos del animal que querían imitar, como un tlacuache, un cacomixtle o un conejo.

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“También se ponían la piel de alguno de esos animales bien prendida de la ropa, y más que bailar, brincaban al son del trío que había en el pueblo y así iban por los caminos, brincando y bailando, sonando sus chicotes.”

El de 2023 será un carnaval muy sencillo por la falta de recursos. Lo importante, según Filiberta Nevado, es que sirva para concientizar a la gente y a los niños sobre la importancia que tiene no sólo cuidar los árboles y evitar que sean talados, sino también proteger a los animales que viven en el bosque.

Por: Juan Ricardo Montoya

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