Dueños de nada

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Garlito 

Como parte de una solución a la problemática de la vivienda, en nuestro país y estado, durante los años 80´s, del siglo pasado, se buscó una estrategia para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, otorgando la posibilidad de convertirse en propietarios de sus propias casas habitación, comenzaron estrategias para desarrollar unidades habitacionales en las orillas de la ciudad capital, mostrando un rostro nuevo y moderno, mediante la construcción de edificios de condominios, provocando una nueva manera de relacionarse entre los vecinos pero generando también otras problemáticas causadas por la cercanía, entre sus habitantes. 

Foto: Rolando García

Vecindad 

Llamados por la sabiduría popular como las nuevas vecindades, solo que ahora no de manera horizontal sino vertical, las nuevas casas habitación tuvieron gran demanda, principalmente porque surgió la posibilidad de ser propietarios de una casa, formar un patrimonio específicamente, para familias de trabajadores quienes por medio de créditos, pagados como una renta mensual y en algunos años, convertirse en dueños de su propio espacio vital; nuevos los edificios que se construyeron, fueron una posibilidad de mejora para las familias hidalguenses, aunque pequeños y con una distribución arquitectónica básica, los condominios fueron aceptados y así comenzó una nueva relación entre vecinos.

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La manera de interrelacionarse entre los nuevos dueños, el condómino o sea el propietario de la casa habitación, debió sujetarse a nuevos reglamentos de convivencia para alentar una mejor relación entre vecinos y quienes todos al ser propietarios, adquirían ciertas responsabilidades ahora mediante la Ley de Propiedad en Condominio, reglamento para no afectar a los otros propietarios ni dañar el bien común, en este caso el edificio y las áreas comunes, así también una supuesta reglamentación, sobre el comportamiento de los vecinos y evitar abusos, malos entendidos y muchos pleitos entre los contiguos habitantes de estos edificios, desde la recolección de basura, horarios para realizar fiestas o reuniones y sobre todo para evitar modificaciones a los departamentos o al mismo inmueble en general, de igual manera la seguridad de todos y deslindar responsabilidades, en caso de accidentes o afectaciones serias. 

Foto: Carlos Sevilla

Entre las medidas de seguridad, que especifica Protección Civil para los condominios, entre otras destacaba el uso de un tanque de gas estacionario general para todos los habitantes, desechando la posibilidad de que en cada uno de los departamentos hubiera conexiones de gas que pudieran poner en riesgo la seguridad comunal, ahí comenzaron los problemas; antes debió de integrarse un representante de vecinos de un edificio para que así todos los de la colonia o fraccionamiento tuvieran representación y solicitaran a las autoridades el cumplimiento de esa ley siempre olvidada y que garantiza la convivencia sana y respetuosa, los consumos de gas de cada departamento, la forma de pagar entre todos y contar con alguien responsable de ello, es así como se comenzó a empantanar esta relación y en pocos años, el tanque de gas estacionario dejó de funcionar y cada quien violando las disposiciones, hicieron sus propias conexiones formando una bomba de tiempo. 

Explosión  

Los grandes concentradores de condominios en la ciudad de Pachuca, Juan C. Doria, Aquiles Serdán y El Palmar, dejaron de hacer caso a la Ley de Propiedad en Condominio, los vecinos se robaron espacios comunes y áreas verdes, modificaron estructuras y remodelaron sin el consentimiento de los demás vecinos, llegaron otros que sin respeto a nadie, convirtieron la vecindad en una calamidad, pero eso fue cosa menor, considerando el peligro de una explosión en cadena, incendios que ponen en riesgo la vida de sus habitantes; lo sucedido en el fraccionamiento Aquiles Serdán, donde una explosión de gas afectó la mitad de todo un edificio, coloca a los condóminos en dueños de nada, pues la propiedad es de todos y cuando surge la necesidad de defender su patrimonio, parece ser que han perdido todo y su propiedad, suspendida literalmente en el aire, los coloca en una situación grave, difícil y ejemplo de la necesidad de evitar otra catástrofe mayor. 

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Foto: Carlos Sevilla

En realidad la propiedad del condominio, no es solo el departamento que se habita, sino toda la construcción en general, y para defender esta los vecinos deben estar de acuerdo,  si cada uno busca su propio bien, corren el riesgo de perderlo todo, si es que alguna vez fueron dueños de algo; Protección Civil, las autoridades municipales y de habitación, deberían de aplicar la normativa, o al menos informar a los habitantes en qué posición se encuentran y más aún cuando sucede un accidente, premeditado o no, prevenible o no, así estarían protegidos, porque ahora pareciera que es solo asunto suyo sin que las autoridades tomen cartas en el asunto; para evitar males mayores o una tragedia urge que las autoridades hagan presencia y en el caso del fraccionamiento Aquiles Serdán, los vecinos sean atendidos en sus demandas, pues pueden perderlo todo. 

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Rolando García

Pachuqueño, periodista guionista, registrando la historia cotidiana de todos los días