Daniel Andrade, un tiburón para devorar el presupuesto

Testigo Protegido

Al interior de la Presidencia Municipal de Huejutla las cosas no van bien, a decir de los propios empleados de varios niveles, quienes entre dientes se quejan del autoritarismo con el que se conduce Daniel Andrade Zurutuza, quien es alcalde gracias al desaparecido Partido Encuentro Social, quien gusta que le llamen “El Tiburón”, para tratar de demostrar su virilidad o “Lunas llenas” como una crítica a la bonanza de la que goza actualmente y porque su negocio tiene la razón social la “Media Luna”.

El joven alcalde, a quien en su círculo cerrado no se atreven a cuestionar, insiste en hacer válido por encima de toda razón el hecho indiscutible de ser la máxima autoridad de Huejutla, incluso, desdeñando a los funcionarios de niveles estatal y federal asentados en sus respectivas dependencias en dicho lugar, tratando de imponerse sobre ellos y buscando para sí mismo los reflectores de las acciones de gobierno.

El caso es que se sabe que más del 75 % de los trabajadores del municipio no están de acuerdo en cómo se manejan las áreas administrativas, donde hay escasez de todo y para todo, no hay insumos de oficina, y lo poco que hay es dado a cuenta gotas, dado que según versiones de tesorería «no hay dinero», sin embargo, sí muchas deudas a proveedores, algunas del ejercicio 2022 que se supone deberían haber sido liquidadas en tiempo y forma, y quizá así sea en papel porque el cierre fiscal ya ocurrió pero los dineros no llegan a las cuentas bancarias de los acreedores.

El cuestionamiento se hace en secreto por sus mismos empleados que suponen que está haciendo producir intereses de esos montos en cuentas personales de alguna institución bancaria o invirtiéndolos en negocios personales, de esos que son proveedores del gobierno local y que de dos años a la fecha muestran un notable crecimiento económico.

El punto es que el señor alcalde, como gusta ser llamado por sus subordinados, que no sus súbditos, cada vez se ajena más del piso y vuela muy alto, confiado en la cercanía que ha logrado con el primer círculo de funcionarios del gobierno estatal morenista, ese mismo al que tanto criticó, despreció y al que calificó de «locuaz y ocurrente» cuando fuera presidente del extinto PESH.

Daniel Andrade ha visto mermada su imagen a raíz de su intromisión en la renovación de las delegaciones municipales, donde a pesar de que lo niega, impidió la libre elección de las autoridades auxiliares, enviando a sus esbirros a amedrentar a los vecinos con la amenaza de que si no se elegían a sus recomendados, las colonias, barrios y comunidades serían marginadas de apoyos gubernamentales, lo que de nueva cuenta evidenció su visceral y monárquica forma de gobernar un municipio que está harto de abusos y excesos de quienes han estado y están en el poder.

En su mundo de caramelo e imaginario, Dany Andrade no se percata de ello y sigue, muy a su modo, «construyendo su candidatura» a una diputación federal y tratando de apuntalar proyectos de sujetos incondicionales a él que, en su oportunidad, pudieran ser candidatos a la alcaldía, para apoyarlos y tener una salida a modo, es decir, con quien le cuide la espalda en todo lo sucio o malo que pudiera dejar como estela de su paso por la presidencia municipal de Huejutla, una de las más codiciadas de la Huasteca hidalguense por el enorme presupuesto que maneja y del cual, periodo tras periodo, surgen los nuevos ricos.

El tiempo dirá y la opinión pública serán quienes definan si el «virre” o el «pequeño virrey» logrará su sueño de verse en una curul en el 2024, lo que si ya es un hecho es que pasará a la historia de Huejutla como uno más que usó y abusó del poder pisando la dignidad de las personas, incluidas aquellas que le ayudaron a tener el cargo que hoy ostenta, aunque no honorablemente.

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