‘Cuando me diagnosticaron, sentí que el piso me tragó’: sobreviviente de cáncer

En diciembre de 2019 sintió una bolita, a la que en un primer momento no le tomó importancia

Hoy dedicada a su negocio de lavandería en Tulancingo, María de Jesús Valdez Vargas se muestra sorprendida de que puede mover y levantar su brazo izquierdo para tender su ropa y trabajar, luego de que hace dos años fue diagnosticada con cáncer de mama.

En diciembre de 2019 sintió una bolita, a la que en un primer momento no le tomó importancia y achacó que “siempre la había tenido”. Pero cuando vio que ésta creció del tamaño de una pera, supo que no debía demorarse ni un minuto más.

Luego de acudir con un médico y realizase una mastografía, inmediatamente tuvo que buscar a los especialistas.

“Me dijeron que había una fundación”, narró María de Jesús, en entrevista con La Jornada Hidalgo. En ese momento ella disponía del extinto Seguro Popular, con el que pacientes podían costear el tratamiento en la Fundación de Cáncer de Mama (Fucam).

Ahí fue recibida, pero ante la desaparición del convenio de dicha fundación con la seguridad social del Estado, no tuvo más que pagar todo su tratamiento ante la posibilidad de un reembolso.

“En la biopsia salí positiva de cáncer, durante enero y febrero me realizaron estudios para saber qué tipo de cáncer, me dijeron que podía salvar mi seno porque era segunda etapa. Que me iban hacer ocho quimioterapias, cuatro rojas y cuatro blancas”, contó.

“Cuando me dijeron que tenía cáncer, sentí que el piso me tragó y me aventó, pero pensé que si lo de mi hijo no me mató -quien había fallecido en 2018- menos esta chingadera, dije esto no es mío y se tiene que ir”.

“Las quimioterapias rojas eran más fuertes que las blancas, en cuánto me van a salir pregunté, me dijeron que en 14 mil 400 cada una más vacunas. Las blancas costarían 24 mil 800 pesos cada una más vacunas, cada quince días”, detalló.

Pero ante el costo elevado de las quimioterapias, María de Jesús buscó otras opciones para ser atendida. “Me fui a Cancerología, pero ahí los estudios de Fucam ya no me servían, era comenzar otra vez y esperar dos meses más, y el cáncer caminaría rápido”.

En marzo de 2020, -inicio de la pandemia- la paciente comenzó la primera quimioterapia en la fundación. “Cuando a ti te dicen que tienes cáncer piensas sentencia de muerte, pero no es así, si llegas a tiempo. Tenía más miedo de contagiarme de Covid”.

Sin embargo, casi al final de las quimioterapias, a la señora Valdez le detectaron otro tumor cancerígeno. “No me pudieron salvar mi seno, me lo quitaron”, recordó, luego de un silencio dijo, “me dolerá hablarte de mi hijo, pero del cáncer no” y siguió.

Aunque la paciente pensó que todo había terminado después de la operación, todavía tenía que realizarse un estudio de simulación que costaba más de 20 mil pesos y radioterapias diarias de más de 4 mil 800 pesos, “ahí ya no pude pagar”, expresó.

María de Jesús renunció a la fundación, ahí solo quedaba agradecer el trato cálido que le dieron y que la motivó a seguir viviendo, a diferencia de donde siguió su tratamiento “la doctora que me atiende es muy buena, pero jamás he visto que levante los ojos y me vea”.

Tras acudir al Instituto de Cancerología para las radioterapias, un vigilante recomendó que llamara por teléfono o mandara un correo electrónico para que agendara una cita y fuera atendida.

Al googlear en su teléfono hospitales, apareció la opción Hospital Juárez de México, “llamé y me recibieron ese mismo día, ahí sigo, ahorita ya me dieron un seguro por cáncer de mama, no pago nada, al principio pagué, pero poco”.

En septiembre pasado María de Jesús cumplió dos años de su cirugía, “hasta la fecha no me han dado de alta, ya no estoy tomando medicamentos ni nada, pero no me han dado de alta por el tipo de cáncer que tuve, agresivo”.

‘Lo que dependía de mi era la actitud’

María de Jesús recalcó que algo importante en todo el proceso, en el que si bien aparecen pensamientos como, “y si el tratamiento no funciona”, es la actitud del paciente.

“Ves compañeras que entran bien, las vuelves a ver y ya van con bastón, otras en sillas de ruedas, cuando te enteras ya están muertas, y piensas qué es lo que va a pasar conmigo”, expresó.

La mujer recuerda que en su primera quimioterapia comenzó a perder el cabello, después comenzó a usar pelucas y turbantes, “mi nieta me pegaba pestañas, me maquillaba, las uñas se te ponen negras, pero yo quería vivir”.

“Lo que yo aprendí es que esta enfermedad es de actitud, si tú te deprimes no sales adelante, bajan las defensas. Yo fui una mujer con mucha actitud porque yo dije, si lo de mi hijo no me mató menos esto. A lo mejor yo lo puedo platicar hoy, hay compañeras que no”.

Importante prestar atención a las señales del cuerpo

En su relato, la paciente destaca que el día de su cirugía conoció a un hombre que también padecía cáncer de mama, “yo había escuchado, pero no comprobado hasta que lo vi ahí”.

Por lo que insta a mujeres y hombres a que vigilen su organismo, porque para ella desde ahí comienza la lucha contra el cáncer. “Es lo malo, no ponemos atención y el cuerpo da señales, yo lo que sentía era mucho sueño, muy cansada y me dolía mucho mi cadera”.

“Explorarte, no hay de otra, no es trabajo, pero a veces no creemos que esta enfermedad nos va a dar a nosotros, y esto es de un momento a otro. Nuestra salud está en nuestras manos porque si lo detectamos a tiempo hay remedio”, advirtió la sobreviviente de cáncer de mama.

Tras la detención es necesaria la orientación

María de Jesús Valdez Vargas pide que, además de llevar mastografías gratuitas en el llamado mes rosa, las personas diagnosticadas con cáncer de mama sean orientadas.

“A lo mejor hay personas que sí sabemos a dónde ir, pero hay quien no sabe, se estancan y se mueren”.

“Si la autoridad no puede ayudar económicamente, puede crear una dependencia donde orienten a los pacientes, incluso un servicio de transporte para llevar a la gente a los hospitales y con eso”, sugirió.

En ese sentido, la sobreviviente de cáncer de mama aprovecha su testimonio y ofrece acompañar a la población que necesite acudir a la Ciudad de México y saber de los tratamientos para vencer la enfermedad.

Pandemia tiró a la mitad el número de mastografías

Las mastografías en los primeros seis meses de la pandemia cayeron 50 por ciento, registró el ensayo “Impacto de la pandemia de Covid-19 en el tamizaje de cáncer de mama y algunas estrategias para actuar pronto y seguro”, del Instituto Nacional de Salud Pública

El documento, publicado en junio de 2022, menciona que uno de los sectores más afectados, dadas las medidas de confinamiento y la reconversión hospitalaria fueron los servicios de salud “no esenciales”, entre ellos los programas públicos de detección de cáncer de mama.

Aunque en la publicación se precisa que aún es temprano estimar el impacto que tendrá este abandono a la detección en las futuras muertes por cáncer de mama en nuestro país, afirma lo siguiente:

“El cáncer de mama debe acatarse como una situación de emergencia nacional, misma que sólo se resolverá con programas organizados y permanentes que garanticen la seguridad y la adherencia de las participantes”.

Asimismo, el texto hace alusión a un dato que aportó la doctora Yolanda Villaseñor Navarro, subdirectora de Servicios Auxiliares y Tratamiento en el Instituto Nacional de Cancerología (INCan).

“Si México contara con programas permanentes, organizados y de calidad, que cubrieran al menos a 70 por ciento de las mujeres entre 40 y 69 años, se salvarían cinco vidas por cada mil mujeres tamizadas”.

Faltan mastógrafos y especialistas

Sin embargo, también sostiene que son varios los aspectos y que actúan en detrimento de los programas de detección oportuna de cáncer de mama en México, aspectos que son ajenos a la actual pandemia, uno de ellos es el número de mastógrafos, que son aproximadamente mil en el sector público.

Villaseñor Navarro afirma que, “si bien los equipos no son suficientes, lo ominoso es que no todos funcionan o están subutilizados. Según cifras oficiales, el recurso humano –tanto técnico como médico con las credenciales académicas para ejecutar el tamizaje– también es limitado.

Un ejemplo del déficit humano, detalló la especialista en el ensayo del INSP, son los médicos radiólogos con calificación agregada en mama, los cuales ascienden a 587 en todo el país.

Recursos se distribuyen de manera desigual en estados

Según el estudio Cáncer y desigualdades sociales en México 2020, elaborado por el Frente Unido por el Cáncer de Pulmón y El Colegio de México (Colmex), la Ciudad de México concentra la mayor parte de los recursos humanos y materiales para la atención del cáncer.

El análisis señala que la excepción es el equipo para mastografías, donde Baja California Sur ocupa el primer lugar, con una tasa de 3.21 por cada cien mil habitantes, pero se explica porque su población es menor a 1 millón de habitantes.

En Ciudad de México, en mastógrafos la tasa es de 2.92 por cada cien mil habitantes.

En el número de especialistas médicos oncólogos, en Ciudad de México la tasa es de 3.88 por cada 100 mil habitantes. Nuevo León tiene tasa de 0.95, mientras que otros como Veracruz, Estado de México o Quintana Roo presentan tasas inferiores a 0.4.

En Hidalgo la tasa de mastógrafos es de 1.09 por cada 100 mil habitantes, y en médicos oncólogos es de 0.41 por cada 100 mil habitantes.

3.2 mil mastografías a mujeres vulnerables

La semana pasada la Secretaría de Salud de Hidalgo informó que una unidad habilitada con un mastógrafo llevará el servicio gratuito a más de 3 mil 200 mujeres que por su condición de vulnerabilidad no pueden acceder a este estudio.

“Es necesario abrir nuevos ciclos, despertarnos del retardo que nos ha dejado la pandemia, poner en el centro de nuestra atención a las personas que sufren este padecimiento”, señaló la titular de Salud, Zorayda Robles Barrera, previo al banderazo de salida.

“Es por eso que llevaremos el mastógrafo móvil a las principales comunidades y municipios mejorando la accesibilidad, porque el derecho humano a la salud es un derecho de todos y de todas”, agregó la funcionaria

Se dio a conocer que durante esta estrategia se brindarán servicios integrales de acompañamiento a toda mujer con resultado de mastografía sospechosa de cáncer; por medio de estudios de ultrasonido y biopsia.

En caso de detectar durante las jornadas a usuarias con signos de sospecha de cáncer de mama se les asignará una cita inmediata en la Unidad de Especialidades Médicas para la Detección y Diagnóstico de Cáncer de Mama (Uneme Dedicam).

Cáncer de mama: reto para la salud pública y sociedad

El próximo 19 de octubre es el Día Internacional de la lucha contra el cáncer de mama, en el que es común que los edificios se iluminen de rosa y se coloque el listón para concientizar a la población sobre la prevención de esta enfermedad.

Pero, por otra parte, el llamado mes rosa representa una voz para las personas sobrevivientes del cáncer de mama, para las que actualmente lo padecen o recién han sido diagnosticadas, como de las que ya no están.

En el caso de la entidad, en la última década el cáncer de mama ha cobrado la vida de 650 hidalguenses, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud de Hidalgo, y en lo que va del año se tienen 119 casos preliminares y 93 defunciones en el mismo periodo.

Según estudios oficiales, a pesar de que los gobiernos redoblan esfuerzos en el décimo mes, aún resalta el déficit de equipo para la detección y de especialistas en instituciones públicas.

Lo anterior, sin dejar a un lado que la pandemia por Covid-19 tuvo un impacto en la detección del cáncer de mama, lo que significa que tal vez, en las recientes cifras de muertes, este tipo de cáncer no se detectó a tiempo.

En el mundo cada año se registran 685 mil defunciones por cáncer de mama

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo reconoce como el tipo de cáncer más común

Según la ONU este tipo de cáncer fue el de mayor incidencia en 2020, con 2.3 millones de casos nuevos

En 2020 fallecieron en México 7 mil 880 personas por tumores malignos de mama.

Por sexo, fallecieron más mujeres por cáncer de mama (7 mil 821) que hombres (58 casos).

Son pocas las mujeres jóvenes de 20 a 29 años que mueren por cáncer de mama (0.64 defunciones por cada 100 mil mujeres de este grupo de edad).

Seguidas de las de 30 a 44 con una tasa de 7.09 defunciones por cada 100 mil.

Las tasas más altas se registran en los grupos de 45 a 59 años y de 60 años o más (26.79 y 49.08 defunciones de mujeres por cada 100 mil mujeres, respectivamente).

FUENTE: INEGI

Las causas atrás de la enfermedad

El cáncer de mama no tiene una causa única, pero se han identificado una serie de factores que contribuyen en su aparición y desarrollo: la edad, inicio temprano de la menstruación, inicio tardío de la menopausia, antecedente de cáncer o de ovario, obesidad, sobrepeso, tabaquismo, alcoholismo, tomar ciertos anticonceptivos, mutaciones genéticas heredadas.

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