¿Crisis alimentaria en América Latina? 

In principio erat Verbum

«El hambre es una de las grandes amenazas para la paz y la serena convivencia humana».  

Papa Francisco 

Desde hace varios años expertos en la materia habían augurado el arribo de una crisis de alimentos mundial, y ya diversos países décadas atrás habían comenzado a enfrentar escasez, pero la conjunción de factores este 2022 ha demostrado que los pronósticos no estaban alejados.  

Y es que los años que el mundo fue afectado por la pandemia, aunado a los impactos del cambio climático y el efecto invernado, además de la invasión de Rusia a Ucrania han logrado un aumento en los precios de algunos alimentos y una disminución en los suministros alrededor del orbe. 

De acuerdo al informe Puntos críticos del hambre: alertas tempranas sobre la inseguridad alimentaria aguda emitido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas se menciona que un máximo histórico de hasta 49 millones de personas en 46 países podrían estar ahora en riesgo de caer en la hambruna o en condiciones de hambruna, a no ser que reciban ayuda inmediata para salvar sus vidas y sus medios de subsistencia. 

Pero esto no es lo más grave, sino que el documento prevé que el hambre aguda empeore entre junio y septiembre de 2022, además por lo que respecta a América Latina, el número de personas con inseguridad alimentaria severa se ha deteriorado, pasando de 8.7 millones en diciembre del 2021 a 9.3 millones en marzo de este año.  

Nuestra región al igual que muchas está presentando severos problemas, incluso el Programa Mundial de Alimentos menciona que de los 2,300 millones de personas que se van a dormir cada noche con hambre o sin la suficiente cantidad de alimentos para desarrollar su vida de manera normal, el 11% se encuentra en América Latina y el Caribe. 

México, no es la excepción, la inflación ha logrado que el precio de la canasta básica se incremente de forma significativa, lo que a su vez orilla a que millones de niños, niñas y adolescentes tengan una alimentación escaza, que deriva en muchos otros problemas. 

En información presentada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en mayo de este año la inflación anual llegó a 7.6% la cifra más alta desde enero de 2002 y el índice de la canasta de consumo mínimo alcanzó el 8.2% en este mismo mes; lo que ha provocado que alimentos como el jitomate, la cebolla, el aguacate, el pollo, el huevo y hasta el pan dulce, entre otros, sufrieran incrementos radicales. 

Como mencioné al principio múltiples elementos se unieron, pero no podemos perder de vista que la invasión de Rusia a Ucrania fue un catalizador notable, ya que se establecieron restricciones al país invasor lo que incrementó el precio del combustible y de los fertilizantes componentes clave para el área agrícola en todo el mundo y en especial en América Latina. 

El tema es por demás complicado, no se puede perder de vista que la escasez de alimentos provocará migraciones, tensión social, pero sobre todo conflictos que continuarán agravando la situación. Es probable que no podamos desaparecer la crisis alimentaria, pero sí frenarla y sobre todo trabajar conjuntamente, porque el hambre es un factor determinante, pero, es uno de muchos en una ecuación que nos está llevando a escenarios preocupantes.  

*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política, Religión y Educación.  

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