Claudia Goldin y la brecha de género

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Este año fue entregado el premio Nobel de Economía a la historiadora económica Claudia Goldin. El premio es importante no sólo por su trabajo en sí mismo sino porque además pone en lo más alto del mundo académico a los estudios económicos de género.

Claudia Goldin es estadounidense, obtuvo su doctorado en la Universidad de Chicago, además fue la primera mujer en ocupar un puesto titular en la Universidad de Harvard, es la tercera mujer en la historia que recibe el premio Nobel de Economía y hoy es ya una de las economistas más influyentes del mundo.

El trabajo de Claudia Goldin hurga en el pasado para poder comprender mejor el presente, ella ha buscado contar cómo se relaciona la mujer en el mundo laboral y ha tratado de explicar la razón principal de por qué existe la brecha salarial de género, porque no tengan ninguna duda, existe, las mujeres ganan menos que los hombres durante buena parte de su vida, aunque lo interesante es que la razón no es la que creemos normalmente.

Pero primero a lo primero. ¿Las mujeres siempre han trabajado como lo hacen hoy? No. Al menos en EEUU, el papel de la mujer en la economía ha pasado por varias etapas. Goldin se puso a estudiar la participación femenina en el mercado laboral a lo largo de 200 años. A finales del Siglo XVIII la mujer trabajaba principalmente en la agricultura, casi el 60% de las mujeres casadas trabajaban, con la industrialización la mujer fue perdiendo participación en el mercado laboral, tanto que a inicios del Siglo XX menos del 10% de las mujeres casadas trabajaban. Pero después de 1910 la cosa se empezó a poner interesante gracias a la educación, para mediados del siglo muchas mujeres ya asistían a la universidad, este fue un gran cambio que detonó en lo que Goldin llamó la “Revolución Silenciosa” y que terminó en un cambio cultural, la mujer ya no veía su carrera o su trabajo como algo intermitente sino como algo importante de su identidad personal.

De repente en la década de los 60 apareció algo que iba a venir a revolucionar la participación de la mujer en el mercado laboral: la píldora anticonceptiva. Por primera vez en la historia las mujeres tenían realmente el control sobre la decisión de cuándo tener hijos, durante los siguientes años la participación de la mujer en el mercado laboral fue creciendo a mucha velocidad. De repente se empezó a ver un cambio, las mujeres pasaron a dejar trabajos flexibles como la enfermería o el trabajo social y pasaron a tomar trabajos más demandantes en campos como las leyes, la medicina o la academia. Sin la píldora, hoy no habría tantas científicas, mujeres dedicadas a la ingeniería o haciendo carreras políticas.

Cuando Claudia Goldin se puso a estudiar estos fenómenos, también se dio cuenta de algo: las mujeres al entrar en el mercado laboral ganan igual que los hombres, así sucede hasta que la mujer decide tener hijos, después de tener hijos la mujer no vuelve a igualar el salario de un hombre. Esto se debe a que la mujer mamá prefiere trabajos con horarios más flexibles mientras que los hombres pueden quedarse con sus trabajos demandantes. Al existir un método económico de atrasar la maternidad, permitió a las mujeres terminar sus estudios, hacer carreras más largas y tener más participación en el mercado laboral.

¿Siempre va a existir la brecha salarial de género? Digamos que nada es para siempre. Por un lado el gobierno puede hacer su parte creando políticas públicas que liberen tiempo a las mujeres, estancias infantiles (como las que se quitaron) o tiempo de escuela más largo para los hijos. Pero hay algo que puede servir incluso mejor: un cambio cultural. Si las tareas del hogar son mejor repartidas entre el hombre y la mujer, la brecha salarial de género puede cerrarse. Esta es una buena noticia porque el poder cerrar la brecha salarial de género no sólo ayudaría a lograr más igualdad sino que además mejoraría la economía familiar.

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César O. González

Apasionado de la economía y la toma de decisiones. Siempre a favor de la libertad y la responsabilidad individual. Aquí se cree en la evidencia, no importa que tan difícil de creer sea algo, lo creeré si hay evidencia que lo soporte