Byung-Chul Han: Premio Princesa de Asturias para un filósofo anti-neoliberal

No se diga más, las ideas por delante: “Bajo la compulsión del rendimiento y la producción, no hay libertad posible. Me obligo a producir más, a rendir más, me optimizo hasta la muerte, eso no es libertad”. El sudcoreano, nacionalizado alemán, Byung-Chul Han es un fiero crítico de nuestro tiempo, además de un filósofo que cuenta con un vasto público y ello es un mérito adicional, en modo alguno un lastre para su obra.

Autor de libros tan influyentes como La sociedad del cansancio, La expulsión de lo distinto, El aroma del tiempo y La sociedad de la transparencia, tiene 66 años, es profesor de la Universidad de las Artes de Berlín y es considerado como una especie de rockstar de la filosofía a sus 66 años -quizá por su larga cabellera negra y su gusto por las chamarras de cuero-.

Egresado dela Universidad de Friburgo a la que llegó a estudiar a los 22 años (tras engañar a sus padres, diciendo que se matricularía en Metalurgia), es considerado un férreo crítico del neoliberalismo, la excesiva positividad masiva y el narcisismo, y ahora ha sido reconocido con el Premio Princesa de Asturias en el área de Comunicación y Humanidades.

Pianista autodidacta y amante de las Variaciones Goldberg, tiende a buscar la serenidad a través del arte, pero sus postulados son mucho más combativos: “Quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento se hace a sí mismo responsable y se avergüenza, en lugar de poner en duda a la sociedad o al sistema. En esto consiste la especial inteligencia del régimen neoliberal. No deja que surja resistencia alguna“.

Una y otra vez no deja de arremeter en contra de un sistema  que alienta a la acumulación de bienes como supuesto reflejo de la plenitud humana: “La libertad de la que hace gala el neoliberalismo es propaganda, uno se explota voluntariamente a sí mismo figurándose que se está realizando”.

Como parte de su postura ideológica, es muy interesante el señalamiento que hace de la manera en que se busca estandarizar a todas las personas -meros consumidores- y tratar de que sus gustos y pretensiones sean las mismas, con tal de favorecer la circulación global de contenidos y mercancías.

Sin duda, que el pensamiento de Byung-Chul Han es una cruzada que pretende hacer de contrapeso a todo lo abrumador del capitalismo, que no ha hecho sino multiplicar tanto a la depresión como al narcisismo.

No deja de ser relevante que un filósofo empecinado en pelear a la contra reciba este premio, que no hace sino dar visibilidad extra a un autor meritorio que no cesa en señalar: “No puede ser que el algoritmo haga al hombre, en vez de al revés”; vivimos pues en el imperio de lo que denomina “el dataísmo”.

Siempre serán necesarios escritores que vayan en contra del pensamiento único y que representen un tan necesario disenso, tal como lo expresa una y otra vez Byung-Chul Han mediante su obra: “El hombre depresivo es aquel animal laborans que se explota a sí mismo, a saber: voluntariamente, sin coacción externa. Él es, al mismo tiempo, verdugo y víctima“.

mho

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