BUROCRACIA LA TRABA

darDOS con garlito

Garlito

Premio a la obediencia, promesa ultra secreta, arreglo ilícito, costumbre arraigada durante toda la era de la dictadura del régimen anterior, contratación laboral cuya tarea cuidar las espaldas o el umbral de la puerta, cual perros de caza, sin preparación ni conciencia, acaso disciplina y regulares salarios, impunidad y prepotencia como uniforme de los selectos, gratitud por los votos recibidos y los cautivos para la próxima elección, sector popular en que se asentaba una de las relaciones más perversas entre el poder y algunos del pueblo; invento de la institucionalidad para tener a lasórdenes a trabajadores que deben profesar absoluta lealtad al jefe, a un sistema hoy muerto pero existió, clase social producto de la desvirtuada Revolución mexicana, votos seguros a cambio de un empleo, si algo dejó esa práctica es hoy un monstruo sin cabeza.

Escalera 

Antes, solo eran pobres y ricos, hacendados y peones, campesinos y terratenientes, peladitos y rotos y un sinfín más de subclases sociales en la nuestra, en otras sociedades avanzadas eran burgueses y proletarios, capitalistas y comunistas, liberales y conservadores, una revolución tenía como objetivo desaparecer viejas clases sociales y crear nuevas, siempre será su objetivo, hasta la llegada de las nuevas revoluciones que intentan desaparecer todas, gran utopía; la nuestra nos dejó dos clases sociales que bien a bien nadie sabe para qué son, la clase media entre rebeldes y dóciles y la burocracia, instrumento oculto, estratagema de diatribas para no desenmascarar a los gobiernos ineptos y crear una maraña de confusión, donde el ciudadano tenía que enfrentarse a esbirros quienes daban la cara de la corrupción; la clase media, sector que aspiraba alcanzar los sacrosantos postulados de la democracia, solo que ocuparía toda su existencia sin llegar a ese paraíso.

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México y su gran burocracia, como premio de hacer llegar al poder, desde un ayuntamiento hasta le Presidencia de la República, la dictadura regalaba plazas a los incondicionales, incrementando presupuestos y deteriorando la calidad del servicio, cientos, miles de empleos creados aunque no fueran requeridos, pero era promesa no al pueblo, sino a los que con sus sufragios hipotecados con la amenaza de un despido, mantenían esas organizaciones políticas delictivas, ninguna empresa tenía tanto empleado que el sector público, al grado de inventar secretarías, dependencias, oficinas para dar cabida a tanta gente que sería acreedora a una plaza gubernamental por los votos del trabajador y sus familias, así se garantizó el triunfo de la dictadura por un siglo.

Abajo 

Enfermedad que perduró hasta la buena nueva donde el pueblo será colocado como objetivo de esa Revolución no como víctima, un gobierno rico tendrá un  pueblo  pobre, será selectivo y clasista, hoy se intenta desarticular esa mafia del poder cuyos tentáculos aún se mueven pese a no tener cabeza, grupos o individuos entrenados para obstaculizar la democracia y perpetuar el fraude y robo, enquistados en las entrañas del sector público, pese a una nueva dinámica gubernamental, en espera de algo, premio o castigo, desorientada la burocracia sigue en su mismo ritmo, neófita, inútil, corrupta, lenta, incrementando el tortuguismo y anhelante que vuelvan los tiempos de dispendio del recurso público para fiestas u oficinas ostentosas de jefes para dádivas a sus compinches; los altos mandos tienen una buena visión, los políticos cercanos al pueblo un compromiso pero los miembros desmembrados del monstruo ahí siguen, la mayoría espera que la burocracia pague sus culpas y asociaciones delictuosas y dejen de ser un obstáculo para el nuevo gobierno.

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Es hora de otorgar responsabilidades, culpas y castigos, cuando la dictadura ya no pudo ocultar su malignidad y pacto con el innombrable y el futbol ya no fue suficiente para trastocar la realidad y se percató que el campeonato mundial nunca será para la selección futbolera, el ciudadano pusilánime comenzó a ejercer su voto, se vino abajo el castillo kafkiano del viejo régimen, aún la burocracia mexicana, en sus ruinas está el germen de la dictadura que intenta volver y si las escaleras se barren de arriba hacia abajo, miles esperan sean limpiados los peldaños más bajos de esa estructura, el servidor público que tiene contacto con el pueblo, que aún controla las dependencias e intenta seguir con privilegios pese a las órdenes de sus superiores; la casa sigue sucia, hay mucha derecha en la izquierda y para estar acorde al discurso actual, mucho fifí dentro de los chairos.

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Rolando García

Pachuqueño, periodista guionista, registrando la historia cotidiana de todos los días