Académicos de Puebla y Sonora presentan en Tulancingo su libro “Huapalcalco y los ministros del pasado”
“Niebla y Tiempo, sin pensarlo, ha construido un camino que nosotros quisimos constatar y dejar en escrito, un camino que pueden seguir otros movimientos”.
Así lo expresó Mario Alberto Velázquez García, profesor investigador del Colegio de Sonora, quien, junto con Mariano Castellanos Arenas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, son autores del libro “Huapalcalco y los ministros del pasado: Sociedad civil en la preservación del patrimonio”.
El ejemplar fue presentado este sábado en el museo de datos históricos en Tulancingo, a un año de la publicación del decreto de declaratoria del sitio Huapalcalco como Zona de Monumentos Arqueológicos, y la primera en México a petición de parte.
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La presentación editorial contó con la participación como comentarista de Montserrat Barragán Andrade, presidenta de Niebla y Tiempo A.C., organización promotora de la declaratoria, y de su director administrativo Alejandro Aldana Barragán, como moderador.
De acuerdo con Mariano Castellano Arenas, “Huapalcalco y los ministros del pasado: Sociedad civil en la preservación del patrimonio”, es un análisis desde la mirada de ambos autores sobre este proceso y las relaciones que han tenido los diferentes grupos que participan.
“Nos pareció muy interesante observar la dinámica de la organización Niebla y Tiempo, del INAH, del gobierno federal, gobierno estatal, gobierno local, se convirtió en una historia del tiempo presente”.
“En los estudios sobre el patrimonio cultural podemos detectar diferentes grupos e intereses sobre los bienes culturales, y que el patrimonio cultural no solo son los bienes materiales e inmateriales, y naturales que nos rodean, sino que son arenas de conflicto, de negociación, de diálogo”.
Para Velázquez García, “Huapalcalco y los ministros del pasado: Sociedad civil en la preservación del patrimonio” da una serie de métodos que cualquiera que esté interesado en conservar su patrimonio puede seguir para tratar de conservar el suyo.
“Tiene una dimensión que sí me parece intentamos que fuera algo nuevo, tratar de mostrar cómo en un país donde estaba el gobierno acostumbrado a ser el único con la capacidad de decidir qué lugares u objetos son valiosos, porque esa es la pregunta que está detrás de este libro, quién decide qué lugares u objetos son valiosos para un país, de repente un grupo de personas decide que un lugar es valioso para ellos y que el gobierno debe de reconocerlos a pesar de que el gobierno no quería hacerlo en la manera en que la comunidad lo pensaba”, apuntó el autor.
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