Para los humanos, la decisión de comer se ve influenciada por la palatabilidad de los alimentos, señales ambientales e influencias socioculturales. El placer subjetivo que sentimos al ingerir un alimento, la presentación de los platillos, los aromas, las texturas, e incluso los sonidos provenientes de la masticación influyen en nuestras conductas alimentarias, en un sentido filosófico, el apetito se define como la tendencia que se despierta en un ente para buscar el bien.
Esta tendencia se basa en la idea de que todo objeto tiene una razón de bien, que le da al ser una determinada perfección o capacidad para atraer el apetito, en este sentido, la incursión de Nach en el mundo literario dio muestra en Hambriento (Planeta, 2016) de una sensibilidad sobre el mundo exterior que si bien es cierto ya estaba desnuda en sus líricas, no había sido manifiesta en la aceptación literaria.
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Activo desde finales de los años noventa del siglo XX, Ignacio Fornés Olmo (1974) es el nombre de cuna de Nach. Nacido en Albacete, creció en el barrio de San Blas, en Albacete. “creció como rapero, y desarrolló su etapa educativa, primero en el I.E.S. Jorge Juan y más tarde en la Universidad de Alicante, donde se licenció en sociología.
“Hambriento” de Nach, fue escrito durante los cuatro años previos a su publicación, “es una travesía poética de ida y vuelta, repleta de reflexiones, aprendizajes y sensibilidad. Un río a contracorriente que fluye a borbotones hacia las cimas más altas. Nach escribe urgido por una voracidad de emociones y experiencias que parecen saciar un íntimo vacío. Así emprende, a dentelladas, un viaje por sí mismo con una sensación de hambre que sirve de combustible para la vida, porque el hambre nos mueve, nos vuelve osados y nos alimenta”.
Esto lo señala más claramente en el poema que sirve de Prologo, el cual se intitula: “Absolutamente todo”, donde escribe:
Me di cuenta de que la carne en movimiento es un milagro, que bajo mi sombra se revela mi esqueleto y que absolutamente todo pende del hilo del azar. Absolutamente todo.
El dolor de la existencia y la posibilidad del ser humano de sobrevivir para experimentar el mismo la loza del tiempo se hace latente en los versos de Fornés, el entendimiento de lo endeble de la existencia como verdad de la insignificancia del ser, como se lee en “Un camino tan largo”:
Ven, líbrate de la asfixia, busca entre tus venas, no entre tus pensamientos.
Abre tus grietas, porque la vida es demasiado seria y el placer es la única memoria que nos queda.
Esta misma condición de ser sólo un vehículo del tiempo está presente de una manera muy puntual en la Parte V del libro, específicamente en el poema “Depredadores” donde escribe:
Nos matamos desmayando nuestra personalidad para seguir a una manada suicida, fumando hasta arrugarnos, bebiendo hasta secarnos, comiendo hasta vaciarnos.
Nos matamos metiendo nuestros sueños en ataúdes de responsabilidad,…
Si “todo lo que se sabe es nada comparado con lo que puede ser aprendido” la poesía de Nach es un puente entre la experiencia y el entendimiento del comportamiento del ser humano en el mundo.
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