8 de septiembre, Día Internacional de la Alfabetización

“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender.”
Alvin Toffler

Desde hace 55 años, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conmemora este día con la finalidad de recordar al público la importancia de la alfabetización como factor de dignidad y de derechos humanos, así como para lograr avances en la agenda con miras a una sociedad más instruida y sostenible.

El lema de este 2022, transformar los espacios de aprendizaje de la alfabetización, nos insta a repensar la importancia fundamental de los espacios físicos para desarrollar la resiliencia y garantizar una educación de calidad, equitativa e inclusiva para todos.

Como mencioné en una publicación del mes pasado no se puede negar que hay una creciente necesidad en cuanto a la construcción de centros educativos, pero las instituciones tienen que contar con una infraestructura de buena calidad que transforme el entorno de aprendizaje.

En la actualidad situaciones como el uso de tecnología, la implementación de espacios abiertos y la utilización de luz y ventilación adecuadas pueden hacer una diferencia sustancial cuando de aprendizaje se trata, incluso hay docentes que han optado por dar clases al aire libre e interactuar con la naturaleza, lo que estimula la creatividad e incentiva a los alumnos.

Lamentablemente, la pandemia originada por el virus SARS-CoV-2 provocó severos retrocesos con respecto al tema educativo, en datos de la institución antes mencionada es posible que casi 24 millones de estudiantes nunca regresen a la educación formal, de los cuales, se prevé que 11 millones sean niñas y mujeres jóvenes.

También el Banco Mundial mencionó que en nuestro país las pérdidas de aprendizaje estimadas fueron mayores en matemáticas que en lectura, y afectaron de manera desproporcionada a los alumnos más jóvenes, a los que provienen de hogares con bajos ingresos y a las niñas.

La preocupación sobre el tema no va solo dirigida a niñas, niños y jóvenes sino que también a adultos, ya que aunque los esfuerzos han sido notorios con el transcurrir de los años todavía queda mucho por hacer, en información presentada por el Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU), cerca del 84% de la población mundial adulta sabe leer y escribir lo cual representa un aumento del 8% desde 1990, pero deja todavía a alrededor de 774 millones de adultos analfabetos.

La educación es uno de los elementos más importantes para el crecimiento de los países, impacta significativamente en temas como la economía, la generación de empleos y por supuesto el crecimiento social, pero además, en la actualidad la tecnología ha comenzado a jugar un papel decisivo, por lo que la alfabetización también tiene que ser digital.

Es necesario que hoy empleemos esta importante conmemoración para redoblar esfuerzos y así reducir la tragedia educativa que nos ha dejado el COVID-19. El aprendizaje y por supuesto habilidades como leer, escribir y realizar operaciones matemáticas básicas deben transformarse en un objetivo real, que estoy convencido que solo será alcanzado a través de estrategias y políticas públicas innovadoras, tales como el programa la Cruzada Estatal para la Educación de Adultos, implementado en 1996 por el en ese entonces Secretario de Educación Omar Fayad Meneses, el cual incluso recibió de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura el premio internacional NOMA; porque solo con compromiso la educación permeará socialmente.

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