Desde lo regional
Si 2024 fue intenso, el próximo año pinta para más. Lo anuncian hechos inminentes con previsibles repercusiones globales, nacionales y regionales. Serán pocos pero contundentes. De hecho están a la vista.
El principal la nueva asunción al poder del presidente Donald Trump en los Estados Unidos de América. Será el eje sobre el cual girará la vida del planeta en aspectos tan importantes como el curso de los conflictos armados en Ucrania y el Medio Oriente – sumado el de la reciente sustitución del régimen en Siria – donde la intervención del presidente norteamericano alcanzaría un peso definitorio para su eventual solución.
En la misma ruta van los nuevos equilibrios políticos y económicos con la Unión Europea, incluido el destino de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, y la creciente presencia de China en el concierto internacional.
De la declarada perspectiva del presidente Trump dependerá también, en buena medida, el trato a los países latinoamericanos, particularmente aquellos con regímenes cuestionados por su calidad democrática: Cuba, Nicaragua y Venezuela. Los nombramientos de los principales funcionarios responsables del tema adelantan un endurecimiento de la Casa Blanca.
En esa órbita está la relación con México, en tres aspectos fundamentales: la deportación masiva de connacionales del territorio norteamericano, en cumplimiento de una promesa de campaña; el tratamiento a los cárteles del narcotráfico dándoles el estatus de terroristas en el combate al consumo de fentanilo entre su población; y la continuidad del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, T-MEC, del cual depende en alto grado el futuro económico de América del Norte.
Al interior mexicano están claramente identificados los rubros demandantes de la atención nacional en el corto plazo: el commmntrol de la inseguridad y la violencia, de lo cual depende en buena medida, la consolidación del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaun en el corto plazo; la estrategia de contención para la deportación anunciada desde el país vecino, y la organización tendiente a ratificar en positivo el T-MEC.
Otro gran foco de atención será la primera elección directa, ordenada por la reforma judicial, de juzgadoras y juzgadores federales y de las entidades federativas cuya decisión haya sido renovar sus poderes judiciales en ese proceso electoral del 1 de junio.
A las repercusiones en lo local de esas condicionantes, habrán de sumarse las propias de cada entidad federativa: por la deportación vendría una baja del envío de remesas en detrimento de sus economías, marcadamente en las zonas de mayor expulsión, Zacatecas y Michoacán por ejemplo, con las alteraciones sociales consecuentes.
Igual situación pudiera presentarse en las regiones de Ixmiquilpan y Tulancingo, en Hidalgo, donde buena porción de su economía depende de los flujos económicos provenientes del trabajo de sus hombres y mujeres en el país vecino.
En Hidalgo tendremos un proceso inédito para votar la revocación del mandato del gobernador del estado, conforme ordena la Constitución local por la reforma de 2022; y se legislará la reforma del Poder Judicial.
De lo global a lo local hay resortes generadores de circunstancias inéditas, entendibles en un contexto de modificaciones y afectaciones consecuentes por todo el planeta, resultantes de una compleja red de conexiones sanas y nocivas, de nacionalismos insuficientes y democracias cautivas, de fortalezas ideológicas y menguas frente a la tecnología; pero en todo caso sugerentes, provocadoras del desafío de innovar. Bienvenido 2025.