Una legislatura dormida y una comisión de derechos humanos sin dirección
En contra del mar
Desde hace algunas semanas entró la nueva legislatura, que sin haber conformado aun comisiones de estudio para las iniciativas de ley, ya han presentado varias intenciones de reformas a diversas leyes.
El trabajo legislativo de calidad no se mide por el número de iniciativas de ley presentadas, como muchas y muchos legisladores manifiestan ni tampoco sería adecuado medir esta labor sobre el número de iniciativas votadas, aprobadas y publicadas; sino por la necesidad, operatividad y pertinencia de las reformas a la ley que se hagan.
En la legislatura pasada de enero de 2020 a abril de 2021, en una colaboración de Di Ramona A.C y México Igualitario nodo Hidalgo contamos al menos 17 iniciativas de reforma relacionadas a temas de género, de las cuales 6 se relacionaban con crear un delito o aumentar penas. Solo prospero una reforma, sobre violencia sexual digital que ampliamente hemos criticado en este espacio.
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En total se presentaron 913 iniciativas de reforma o creación de ley.
¿Realmente se necesita esa cantidad de reformas a la ley o simplemente les legisladores no están cumpliendo con sus obligaciones hacia la ciudadanía?
Me parece que esta legislatura tampoco está entendiendo su chamba, tienen apenas 10 sesiones ordinarias y ya ha presentado 37 iniciativas de reforma.
Hidalgo está enfrentando una serie de catástrofes atribuibles al gobierno que el Congreso parece no ver ni estar al pendiente, como tendrán que hacerlo en este momento, exigiendo cuentas al Ejecutivo de su actuación y además el órgano defensor de nuestros derechos humanos no tiene una dirección luego de que el anterior ombudsperson decidió dejar su labor para irse a la Fiscalía.
Ni siquiera entregó su tercer informe de actividades, pero haciendo un análisis del 2do informe que se presentó podemos notar que nuevamente su trabajo fue deficiente.
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De octubre de 2019 a septiembre de 2020 se iniciaron 1, 180 quejas y en el mismo periodo solo se emitieron 5 recomendaciones, absurdo y desproporcional. Esas 1180 quejas nos están señalando que hay más discriminación, omisión y violaciones a derechos humanos de las que el estado quiere reconocer y garantizar que no se vuelva a repetir.
Esperemos que este Congreso despierte: la realidad nos está exigiendo respuestas inmediatas.
Que las legisladoras y legisladores dejen de presentar una cantidad inverosímil de iniciativas que solo juegan con las agendas de movimientos legítimos y apuestas políticas que les ciudades les confiaron cuando dieron sus votos y sobre todo que pronto inicien un proceso transparente, democrático y publicó para elegir a una/un/une ombudsperson que, SI defienda los derechos fundamentales de todas, todos y todes.
