Un verdor terrible o de cuando la ciencia y la literatura bailan pegados

Alrededor del arte es importante dejar correr la vida hasta que surja lo extraordinario; y en el caso de la literatura también hay que encontrar el tiempo para volcarse sobre la lectura con entrega total; porque los engranajes de la máquina del azar exigen de una buena engrasada para volver a funcionar como siempre lo han hecho y hacer que auténticas maravillas desfilen ante nuestros ojos.

Ahora fue turno de un libro inusual, esquivo y sumamente luminoso; se trata de Un verdor terrible, escrito por Benjamín Labatut, chileno por voluntad, nacido en Holanda; quien en un punto decidió que podía tomar a un puñado de los más grandes científicos y pensadores del conocimiento para convertirlos en material para la ficción y así poder reconstruir -más bien inventar- capítulos enteros y desconocidos de lo que fueron sus vidas.

Es así como desfilan al interior del volumen editado en español por Anagrama, el matemático Alexander Grothendieck y el químico Fritz Haber acompañados por los físicos Karl Schwarzschild, Werner Heisenberg, Albert Einstein y Erwin Shcrödinger.

Labatut ha dado con un libro cuántico, tanto como la Mecánica que tanto aborda en sus páginas, pues por un lado hay historia y datos duros, al mismo tiempo que desborda literatura por todas partes; algo que para su autor también es evidente: “Cada aspecto del mundo trae su luz y su sombra, eso es algo que vale incluso para las partículas elementales: la materia y la antimateria surgen juntas. El mundo no parece conocer otra cosa que la dualidad y la escisión”.

Por un lado, corre la gran Historia de la civilización occidental -marcadamente europea-, pero también están los fragmentos de la micro-historia que nos muestran las pasiones, devaneos y excesos cuasi demenciales de figuras que entregaron sus vidas a la ciencia y el pensamiento de que de ella deriva.

Nacido en 1980, Benjamin Labatut ha escrito un libro de ficción de una enorme fuerza poética que estremece completamente al lector y lo lleva hasta un punto en que lo sobrecoge a través del drama personal de los protagonistas, pero también por el poderío de las imágenes que allí se plasman.

A la hora que Un verdor terrible hace eclosionar ciencia y literatura, se desata una dicotomía muy bien descrita por el también autor de La piedra de la locura: “El poder de la ciencia está en su método y en su curiosidad omnívora: le interesan las órbitas de las estrellas, pero también los órganos sexuales de las cucarachas. La literatura, en comparación, tiene poca importancia y casi ningún poder, pero posee una magia propia que nos revela un mundo al que solo podemos acceder si cerramos los ojos: la ficción”, tal como expresará en la entrevista titulada Benjamín Labatut: “Siempre hemos sido una jauría de animales dementes”, aparecida en la revista digital Coolt.

Un verdor terrible ha sido recomendado por Barack Obama y el New York Times (que lo ha empujado con un fervor hacia un latinoamericano que no se veía desde Roberto Bolaño), además de ser finalista de los premios Booker y National Book Award.

Ofrece una experiencia que habrá de perdurar para el resto de nuestras vidas; Benjamín Labatut ha dado con un libro en el que deslumbra no sólo por lo contado sino también sus ideas: “La ciencia y el arte requieren de la imaginación, y ambas poseen una libertad que bordea en lo luciferino. Son luces que nos permiten ver la oscuridad que nos rodea, pero que, a la vez, la aumentan. Ciencia y arte comparten mucho, pero tienen esencias muy dispares. La ciencia tiene su método, mientras que la literatura funciona con la lógica de los sueños”.

Por Juan Carlos Hidalgo

Mostrar más
Mira también
Cerrar