Tula por la recuperación

Historias que contar

Tras la inundación en Tula el 6 y 7 de septiembre de 2021, este municipio emblemático por su desarrollo y además sus testigos eternos de la historia del país, quedaron sepultados por el dolor, las pérdidas y la magra perspectiva en un próximo futuro.

Días difíciles para sus habitantes. Heridas materiales y morales que lentamente se fueron atenuando.

El viernes pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador realizó una visita y lo que anunció revitalizó ánimos.

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Entre lo más destacable fue que en este año el gobierno federal invierte 150 mil millones de pesos y que termine el hospital del IMSS en Tlaxcoapan, el otro hospital, y que se active también el del Seguro Social, en Tula que se colapsó en septiembre de 2021. Entre otras acciones sobresalientes aludió a la coquizadora y otras obras que se requieren en la refinería Miguel Hidalgo.

Dijo que pudiera ser factible que terrenos antes destinados para la refinería Bicentenario pudieran emplearse para otros proyectos.

El gobernador Julio Menchaca Salazar declaró que mantiene el compromiso en la cooperación y fraternidad entre ambos gobiernos y esto conduce a proyectos que benefician a la ciudadanía.

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Para recordar

El sábado 6 de este mes, Carlos III fue coronado soberano de Reino Unido. Con él estuvo Camila, en calidad de consorte. El rey es sucesor de su madre Isabel II, quien falleció el 8 de septiembre de 2022. Ascendió al trono en febrero de 1952. Su tiempo en la cima fue el más duradero en el pasado de su país y el más largo de una mujer en la historia.

Según comentarios, a Carlos, de 74 años, se le advirtió incómodo, casi malhumorado. Una periodista y analista, Jenni Murray, auguró en el periódico Daily Mail no más de seis años por una posible renuncia al verlo “muy cansado”.

Lo anterior trajo a la memoria la serie La Corona, de Nextflix, producida entre 2016 y 2017. Excelente en todos los aspectos, revela intimidades de la Casa Real, sobre todo las que involucraron a Isabel II y su esposo Felipe de Edimburgo, quien, nacido como Felipe de Grecia y Dinamarca, se llamaba Felipe Mountbatten.

Él, sujeto a rígidas normas no podría, jamás, aparecer como el marido que tuviera injerencia en la conducta de su esposa. Incluso en acciones públicas, aparecía atrás de ella.

Por sugerencia de su familia, invocó a la reina que se le confiriera su apellido Mountbatten al reinado. No tuvo eco, conservándose, como hasta ahora, el de Windsor.

Isabel confrontó y resolvió inquietudes de su hermana Margarita, que en forma semejante a la de Felipe, reiteró su apetencia para ser parte de un entorno con autoridad y reconocimiento ciudadano. Sus relaciones románticas no fueron afortunadas.

En otra forma de actuar aparece su madre, Elizabeth Angela Marguerite Bowes-Lyon, a quien se identificaba la Reina Isabel, la Reina Madre. Igualmente trataba de influir con su hija, quien paciente diluía pretendidas instrucciones.

Importante resultó para Isabel II el primer ministro, Winston Churchill, siempre estuvo de su lado respaldándola.

Hay fragmentos en La Corona presentados como auténticos, entre ellos un diferendo con Jacqueline Kennedy, esposa de John. En una reunión expresó comentarios despectivos sobre la monarquía. Después, transcurrido poco tiempo, en una reunión privada con Isabel II, se disculpó.

La Corona es pues excelente parangón de lo que llega a ocurrir en algunos entornos familiares y demuestra que no todo en la vida es suprema felicidad.

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