Trasplantes, regalar segundas oportunidades

Nora, sin dudarlo, decidió donar su riñón y salvar la vida de su hermano

Hace 20 años, Nora despertó en la cama de un hospital en La Paz, Bolivia, acababa de donarle un riñón a su hermano mayor.

“Mi padre me dijo ‘hija, yo ya cumplí, ya me voy para Tulancingo’, me quedé sola, ya nadie fue a verme, hasta que me dieron de alta”,

recuerda.

Juan Miguel González decidió mudarse años atrás al país sudamericano donde después fue diagnosticado con insuficiencia renal. Su hermana -la segunda de cuatro-, de 21 años en ese entonces, dejó su trabajo como contadora para ser la donante.

“Antes de llegar a Bolivia me decían que era peligroso, porque no solo me iban a quitar un riñón, me podían quitar otros órganos, y que no fuera hasta allá porque era un país que no se conocía”.

Nora miró un mapa para ver hasta dónde se trasladaría, pero lo más importante era averiguar si ella era compatible o no, por lo que se sometió a un sinfín de pruebas médicas desde su país de origen.

“El estudio de hemocompatibilidad en México arrojó un sesenta por ciento”,

contó la donante que hoy tiene 43 años.

“Yo nunca había viajado, recuerdo que iba muy nerviosa en el avión acompañada de mi padre”.

Llegar a aquel país fue una moneda al aire, sostiene, porque aún faltaban varios estudios por hacer, hasta que finalmente los especialistas confirmaron que era compatible con su hermano y luego de meses, la operación se llevó a cabo.

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“En ese entonces había la venta de órganos en Bolivia y ponían el precio, que era entre 7 y 10 mil dólares, yo veía que así lo publicaban en el hospital y la gente compraba el órgano cuando sus familiares no eran compatibles”,

explicó.

De camino al quirófano

“Fue difícil porque me internaban mucho, veía mucha gente que entraba y yo los veía sanos, pero se morían de la nada. En el piso que me tocó decían que era el de la muerte, había gente de todas las enfermedades”,

contó.

El día de la cirugía -7 de enero de 2002-, Nora González estaba más preocupada por Juan Miguel que por sí misma, se concentró solo en la vida de su ser querido.

“No tenía miedo a la operación, tenía miedo de que mi riñón no funcionara, el nefrólogo dijo que en ese instante que lo recibiera mi hermano existía la posibilidad de que lo rechazara, al mes o al año”.

Cuando despertó de la operación ya tenía una cicatriz lateral, en la que asegura no existió dolor.

“El riñón que tengo es el derecho, el izquierdo es el que le di a mi hermano y con el que aún vive”,

detalló.

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“Volvería a donar”

Un trasplante es una segunda oportunidad de vivir, define Nora, y “sin dudarlo, volvería a donar a cualquiera de mis hermanos”, respondió. 

“Las personas que me conocen dicen que soy una persona valiente por donar mi riñón, pero creo que cualquier familiar lo haría, hay mucha gente que vuelve a vivir gracias a sus papás o hermanos”.

Aseguró que se puede vivir bien, normal, después de donar un órgano, “solo no puedo hacer algunos deportes que involucren golpes, porque debo cuidar el único riñón que me queda”.

Lo extraordinario es que nunca imaginó que, al dejar su riñón en el país del sur, posteriormente ella también se quedaría, quizá la otra decisión más trascendental en su vida.

“Llevo 17 años en Bolivia, casada, con una hija y trabajando”,

contó risueña.

“No es fácil vivir lejos de la familia, pero me quedé en Bolivia. Ahora en la pandemia para mí no hubo diferencia, eso de ver al ser querido por una cámara para mí es normal, porque es la única manera que yo he visto desde hace años a mi familia en Tulancingo”.

Un regalo de vida

Nora expresa que al momento de que muera quiere donar sus órganos y salvar otras vidas.

“A mi hija Guadalupe ya le dije que el día que yo parta, y si ella puede, que todo lo que sirva de mí lo done.

“Le he dicho a mi hija que lo mejor de esta vida es ayudar a los demás. Es desesperante para los familiares ver cómo sus seres queridos se dializan y sufren mucho porque dependen de una máquina”.

Para Nora los gobiernos deberían concientizar más a la población sobre la cultura de donar y hacerlo después de la muerte.

“Ya hay más donaciones, pero aún falta mucho por informar sobre el proceso”, reflexiona.

“Antes de sedarme vi a mi hermano y agarré su mano para decirle que todo estaría bien”

nora gonzález
Receptores en lista de espera

De acuerdo con el Centro Nacional de Trasplantes, segundo semestre de 2021:

  • 16 mil 801- riñón 
  • 5 mil 812- córnea
  • 322- hígado
  • 48- corazón 
  • 3- hígado-riñón
  • 1 riñón-riñón
  • 1 riñón-páncreas

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