The Young Gods o del rock como una forma extraña de energía

The Young Gods o del rock como una forma extraña de energía

The Young Gods demuestran que el rock -industrial en este caso- se sigue desplazando en el tiempo y el espacio con una estética renovada y atrayente.

Juan Carlos Hidalgo
Julio 30, 2025

En días pasados, tuve la suerte de ser invitado a la sala de escucha de Margules, un sello mexicano que construye bocinas y amplificadores de la más alta fidelidad y que se prepara para celebrar su centenario en 2027 con la llegada de nuevos equipos. La experiencia fue extraordinaria.

Probamos cuatro variantes de bocinas y tres amplificadores de bulbos; en el modelo final -el más grande- los conos de los altoparlantes están fabricados de igual manera que el papiro egipcio y son de color blanco acremado; ellos deben vibrar con el fluir de la energía maravillosa que los inunda… ese torrente eléctrico se convierte en sonido y nos seduce.

Aunque la gran parte de la sesión se llevó a cabo con Dave Brubeck, para así identificar las capas y separaciones de los instrumentos, a la hora que pusimos rock aquellos círculos blancos comenzaron a vibrar mucho más intensamente… he ahí la extraña materia sonora que nos maravilla.

Pienso en la belleza de esos círculos blanquecinos sacudiéndose a la hora que acometo sobre el álbum Appear Dissapear, dado que la banda suiza The Young Gods llega con una obra conformada por 10 canciones en las que se muestran como una aplanadora sonora que funciona a la perfección: una fortísima sección rítmica y un trabajo filoso y penetrante de los riffs de guitarra.

Con cuarenta años de trayectoria, pueden presumir de una vitalidad envidiable y de un sonido que actualiza el legado de Nine Inch Nails de una manera que se percibe sumamente vital y contemporánea… y ello es perceptible desde el corte que abre el disco y le da título -¡una salvajada!-.

The Young Gods producen una experiencia casi física a través de un rock industrial en el que los sintetizadores son colocados con gran sapiencia y que aportan muchísima textura y sofisticación a una mezcla llena de fiereza que ahora se torna muy guitarrera y transita por la misma senda de Screaming Trees.

Franz Treichler, Cesare Pizzi, y Bernard Trontin amplifican la leyenda de una banda cuyo debut de 1987 ha sido señalado como una influencia muy importante para el propio Trent Reznor. Los suizos incluso llegaron a ser incomprendidos, pues la gente reclamaba más músicos en escena, cuando lo que existía era un magistral uso de los samplers. Se trata de una agrupación alimentada por el riesgo y la visión, capaz de enfrentarse al repertorio de Terry Riley y Kurt Weill y salir airosos.

Ahora tienen en “Appear Dissapear”, “Systemized” y “Hey Amour” (que hasta nos remonta a The Chemical Brothers) una terna robusta, poderosa e imbatible. The Young Gods poseen el talento para exaltar las cualidades del rock como una fascinante y extraña forma de energía… que ganas de hacerlo sonar en un equipo Margules.

The Young Gods demuestran que el rock -industrial en este caso- se sigue desplazando en el tiempo y el espacio con una estética renovada y atrayente.