El asesinato de Jesús Laiza González y Isaí López Rodríguez conmocionó a la comunidad LGBT+ y a la sociedad civil en general. Ambos eran activistas comprometidos con la defensa de los derechos de las disidencias sexuales en Hidalgo y el Estado de México.
Su vida, marcada por el amor y la lucha, fue truncada tras asistir a la Marcha del Orgullo en la Ciudad de México.
Jesús Laiza, originario de Tizayuca, Hidalgo, era Secretario de la Diversidad en el partido Espacio Hidalgo y tenía una larga trayectoria como defensor de derechos humanos. Participó en diversas campañas de visibilización, fue organizador de marchas locales del orgullo LGBT+ y un actor clave en espacios políticos para promover la inclusión.
A sus casi 36 años, Jesús ya era reconocido por su capacidad para articular redes en defensa de la diversidad. En años anteriores militó en el Partido del Trabajo (PT) y colaboró con liderazgos políticos estatales.
Por su parte, Isaí López era su pareja desde hacía cinco años. Según sus amistades, era extrovertido, entusiasta y vendía perfumes con pasión. Aunque menos visible públicamente, Isaí acompañaba los proyectos de Jesús y compartía su compromiso por la inclusión.
Ambos fueron ejecutados el 29 de junio en el camino de El Carmen, municipio de Hueypoxtla, al regresar de la marcha del Orgullo en CDMX. Según las primeras versiones, fueron perseguidos por otro vehículo desde el que les dispararon. Sus cuerpos quedaron dentro de su camioneta.
Compañeros, colectivos y organizaciones sociales han exigido que el crimen no quede impune y que se investigue como crimen de odio, ya que Jesús había expresado sentirse amenazado por su activismo.
En su memoria resuena una de las frases que Jesús solía compartir: “Orgulloso de ser quien soy. Orgulloso de mis colores.” Isaí, por su parte, creía que “el amor es un lenguaje universal. No importa el género, todxs merecen amor.”