Ofrenda tradicional del Día de Muertos con flores, pan y veladoras.

Una colorida ofrenda con flores de cempasúchil, veladoras y pan de muerto, que representa el vínculo entre los vivos y las almas que regresan del más allá. Foto: Ilustrativa

¿Qué se celebra cada día del Día de Muertos?

Del 27 de octubre al 3 de noviembre, el Día de Muertos honra a las almas con ofrendas, flores, pan y simbolismos que celebran la vida.

Redacción
Octubre 28, 2025

El Día de Muertos es una de las tradiciones más representativas de México, una celebración que trasciende al 1 y 2 de noviembre, extendiéndose desde el 27 de octubre al 3 de noviembre, en un homenaje lleno de simbolismos y rituales dedicados a las almas que regresan del más allá.

Cada día tiene un significado especial, reflejando la riqueza cultural de esta práctica que combina la cosmovisión indígena con elementos del catolicismo.

27 de octubre: el regreso de las mascotas

Según la tradición, el 27 de octubre marca el inicio del Día de Muertos con la llegada de las almas de las mascotas fallecidas. Estas, consideradas miembros de la familia, son recibidas con pequeñas ofrendas que incluyen agua, veladoras y algunos de sus alimentos u objetos favoritos. Este gesto es un acto de amor y gratitud hacia esos compañeros fieles que dejaron una huella imborrable en la vida de los hogares.

28 y 29 de octubre: ánimas solas y olvidados

El 28 de octubre está dedicado a las almas solitarias y a quienes fallecieron en circunstancias trágicas, como accidentes o hechos violentos. Para recibirlas, se enciende la primera veladora acompañada de una flor blanca, símbolo de pureza y consuelo.

El 29 de octubre, el homenaje se extiende a los difuntos olvidados y desamparados, aquellos que no cuentan con familiares o seres queridos que los recuerden. Se coloca una nueva vela y un vaso de agua, reafirmando la creencia de que ninguna alma debe ser ignorada en su camino de regreso.

30 y 31 de octubre: los sin bautizar y los ancestros

El 30 de octubre está reservado para las almas de quienes partieron con hambre o en situaciones de carencia. Las familias colocan pan blanco, agua y veladoras, mientras algunos acompañan el ritual con rezos y copal para guiar a los espíritus.

El 31 de octubre, la ofrenda se dedica a los “muertos de los muertos”, es decir, a los bisabuelos y tatarabuelos. Este día, se incluyen frutas, pan y más velas, en un homenaje que simboliza la continuidad familiar y el respeto por los ancestros.

1 y 2 de noviembre: niños y adultos difuntos

El 1 de noviembre, conocido como el Día de Todos los Santos, es el momento en que se reciben las almas de los niños, también llamados “muertos chiquitos”. Las ofrendas se llenan de dulces, juguetes, calabaza en tacha y chocolate, que evocan la inocencia de quienes partieron en edades tempranas.

El 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, está dedicado a los adultos fallecidos. Las ofrendas incluyen platillos tradicionales como mole, tamales, cigarrillos, tequila o pulque, flores de cempasúchil e incienso. Este día, los panteones se llenan de vida, música y emociones, mientras las familias visitan las tumbas de sus seres queridos para adornarlas y compartir recuerdos.

3 de noviembre: la despedida espiritual

El ciclo termina el 3 de noviembre, cuando las familias despiden a las almas apagando la última veladora y quemando copal. Este ritual simboliza el cierre del reencuentro espiritual y el deseo de que las almas regresen el próximo año, en una tradición que reafirma el vínculo entre el mundo de los vivos y el de los muertos.

El altar: el corazón del Día de Muertos

El altar de muertos es el eje central de la celebración, diseñado para dar la bienvenida a las almas.

Cada elemento tiene un significado profundo:

  • Veladoras: guían el camino de regreso de las almas.
  • Incienso o copal: purifica el ambiente.
  • Agua y sal: simbolizan la purificación y ayudan a calmar la sed de los espíritus.
  • Flor de cempasúchil: sus pétalos y aroma marcan el camino hacia el altar.
  • Pan de muerto: representa el ciclo de la vida y la muerte.
  • Frutas y alimentos: se preparan los platillos favoritos del difunto como muestra de cariño.
  • Calaveritas: hechas de azúcar o chocolate, recuerdan que la muerte es parte natural de la vida.
  • Papel picado: representa el aire y la fragilidad de la existencia.

Un legado cultural que trasciende el tiempo

El Día de Muertos no es únicamente una festividad, sino un viaje espiritual que refuerza la identidad cultural y la memoria colectiva de México. Desde el homenaje a las mascotas hasta la despedida de las almas el 3 de noviembre, cada día está cargado de simbolismos profundamente arraigados en la historia y cosmovisión del país.

Esta tradición, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, es un recordatorio de que la conexión entre los vivos y los muertos no se rompe, sino que se transforma, reafirmando que la muerte no es el final, sino parte de un ciclo eterno.

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