Presidencia disputada

Historias que Contar

Sorpresivamente Robert F Kennedy Jr, quien fungía como candidato independiente a la Presidencia de Estados Unidos, suspendió su campaña y se unió al republicano Donald Trump, lo que significó, de acuerdo con especialistas, que surgiera casi un empate entre las posibilidades de victoria entre éste y Kamala Harris, aspirante, ya ratificada como tal, de los demócratas.

Descrito como abogado y en paralelo activista ambiental y antivacunas, es el tercero de once hijos del ex Fiscal General Robert F. Kennedy asesinado en 1968, hermano del ex mandatario, muy recordado, John F. Kennedy, quien igualmente fue victimado en 1963. Tras dar a conocer su decisión, cinco de sus hermanos se lo reprocharon por traicionar, dijeron, la causa de los demócratas, que siempre respaldaron tanto su padre como su tío.

Cuando se manifestó aspirante independiente, se dijo que había sumado a su causa hasta casi un 15 por ciento de intención de sufragio, que después bajó, según expertos al 5 o hasta 7 por ciento. Hubo una esperada declaración de Trump, quien desde Phoenix manifestó: “A todos los que apoyaron la campaña de Bobby, les pido sencillamente que se unan a nosotros para construir esta coalición. Es una hermosa coalición en defensa de la libertad y la seguridad, la prosperidad y la paz. Tenemos que arrebatarle nuestro país a esta gente que va a destruirlo”.

Kennedy Jr. explicó que lo ocurrido no significa que apoyará al ex Presidente en todo. Y surgió la opinión de Nicole Shanahan, quien era compañera en la fórmula con Kennedy Jr., que Trump podría instalarlo como secretario en Salud, si salen adelante en Salud en las votaciones del 5 de noviembre.

En epílogo de esta no esperada situación, el ex independiente declaró que Kamala no quiso platicar con él semanas atrás. No fue específico en revelar que temas pretendía analizar con la demócrata.

Oradores que conmueven

El martes 20 pasado, segundo día de la Convención Nacional Demócrata, con Chicago como sede, participaron oradores muy convincentes, entre ellos, Michelle Obama, su esposo, el ex presidente Barack Obama, el senador Bernie Sanders y Doug Emhoff, esposo de Harris.

Michelle cautivó a la audiencia. Sus expresiones claras, convincentes, con chispazos de fino humor y espontáneas sonrisas. Como si fuera una charla de familia, en que se polarizan opiniones. Naturales los aplausos, como amables oleajes. Se confirmó su sincera calidad expresiva como antes, con un best seller del que vendió más 14 millones de ejemplares.

Ella presentó a su esposo Barack, muy bien cuidado físicamente; el tiempo lo ha respetado. Experimentado junto al micrófono. Pasos cortos, en espacios cortos, como ocurre con los que dominan el arte del buen hablar. Criticó fracasos de Trump, y dijo que tiene “esa rara obsesión por el tamaño de las audiencias”.

El senador socialista democrático Bernie Sanders, fue también explícito y escuchado con atención. Elogió logros de la administración de Joe Biden. Proclamó que estaban haciendo el trabajo de base para elegir a Kamala Harris y Tim Walz. Directo en lo indispensable que resulta reformar el sistema electoral para que los millonarios “no puedan comprar las elecciones”.

También apareció Doug Emhoff, esposo de la candidata Kamala, quien estaba de gira por Wisconsin. Propio; naturalmente amable, ante espectadores respetuosos, que lo escucharon interesados.

El jueves, Kamala Harris ya quedó ungida como candidata, con visto bueno de más de 5 mil delegados de su partido. Dijo que no será” amigable” con dictadores. Y directa en su mensaje, ratificó: “Siempre pueden confiar en mí”.

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