Presentan libro “La pintura mural de Huapalcalco”
Las pinturas se hicieron por gente teotihuacana
Tulancingo.-Este sábado, la arqueóloga Enriqueta Manzo Olguín presentó su libro La pintura mural de Huapalcalco, Tulancingo, Hidalgo. México, en el sitio arqueológico Huapalcalco.
El acto fue moderado por la presidenta de la organización civil Niebla y Tiempo, Montserrat Barragán Andrade.
Enriqueta Manzo Olguín, doctora en Estudios Mesoamericanos, en la década de 1980 efectuó trabajos de rescate dentro y fuera de la poligonal que delimita Huapalcalco. Descubrió una lápida tallada con una interesante escultura de felino con cabeza de barro.
En la obra La pintura mural de Huapalcalco, Tulancingo, Hidalgo. México, Enriqueta Olguín detalla que en 1939, entre 1954 y 1958, y entre 1984 y 1985, se descubrieron restos de pintura mural prehispánica en el sitio arqueológico de Huapalcalco. Al mismo tiempo, los últimos hallazgos incluyeron varios ejemplos de escultura.
En la presentación, Manzo Olguín señaló que las pinturas se hicieron por gente teotihuacana, «las pinturas que se descubren con lo que quedaba del grupo uno se demuestra la influencia teotihuacana que hubo aquí”.
Sobre los elementos biológicos representados en los murales, la arqueóloga dijo que encontraron un puma esculpido con una técnica idéntica a lo que hay en Cacaxtla. El otro elemento es la lluvia, “las plantas las hemos encontrado en tubos de drenaje y en cerámica”, detalló.
“Una cosa que no se pudo detectar es el aglutinante del color, es decir, el pegamento que unió las partículas de los elementos minerales que dieron el color. Asumimos que es de alguna orquídea, pero no porque tengamos la plena certeza, eso no lo puedo afirmar. El uso de orquídeas es muy normal, sobre todo en Teotihuacan”.
Manzo Olguín destaca en su trabajo editorial que aún espera que la investigación arqueológica de Huapalcalco permita comenzar a entender cómo se dio la presencia tolteca en el Valle de Tulancingo, quiénes se encontraban ahí cuando los toltecas llegaron y cuáles fueron las razones por las que finalmente decidieron abandonar las excelentes tierras de cultivo del valle -junto con sus yacimientos de cal, obsidiana, basaltos y riolitas- para mudarse al terreno de clima árido y semiárido donde se ubica Tula.
“Estas pinturas murales dan a entender varias cosas, que Huapalcalco no era cualquier sitio, no era un sitio de muy poca importancia. ¿Qué pasa el jueves de plaza de Tulancingo? Llega mercancía de todos lados y para todo. Eso Tulancingo se lo debe a su ubicación geográfica. Es un valle súper generoso que no hemos podido cuidar por diversas razones”.
La declaratoria del sitio Huapalcalco como Zona Arqueológica
La arqueóloga Enriqueta Mazo Olguín opinó que al sitio Huapalcalco lo está ahogando la población urbana. “Ese es uno de los grandes problemas, por eso urge que se realice la declaratoria”, expresó en entrevista a La Jornada Hidalgo.
“Habrá que ver lo castigados que están ahora los presupuestos en materia de arte y cultura y eso le toca al INAH. Ya dejaron pasar varios años y no se han puesto en un plan serio, congruente, para ya declararlo”.
Respecto a su trabajo por más de tres décadas en el sitio arqueológico, Mazo Olguín señaló que ella ha sintetizado toda la información disponible que han hecho otros arqueólogos desde 1936. Haciendo todo ese acopio se da cuenta que hay trabajos incompletos.
“Huapalcalco es un sitio muy importante. Hidalgo no es Tula, ni Pachuca, Hidalgo es todo el sitio de Huapalcalco y hay más sitios que están fuera de la competencia del INAH. Tenemos muchos lugares de culto otomíes”.
En ese sentido, la arqueóloga recriminó que cerca del cerro de Napateco, en Tulancingo, estén construyendo casas, y que desde su perspectiva no debería ocurrir, porque son sitios sagrados.
Por último, pidió a los visitantes del sitio Huapalcalco que no se suban a los monumentos y que no tiren basura, “Veo que ya no hay guardias. Otra cosa muy importante es que vienen a escalar y rayan las pinturas, porque las pinturas no todo el tiempo se ven de la misma manera”, puntualizó.
Por: Nathali González