Mujeres sufren más la escasez del agua
En Hidalgo más de 30 mil viviendas particulares en Hidalgo no disponen de agua entubada
El 17 de mayo de 2022 Carmen dejó todo ordenado antes de salir de su casa en la colonia Cubitos en Pachuca, esa tarde encargó a su hijo con la abuelita, y con sus vecinas se dirigió a la Comisión de Agua y Alcantarillado de Sistemas Intermunicipales (Caasim).
Ahí la trabajadora del hogar sostuvo una cartulina con la leyenda “exigimos solución a la falta de agua”.
En Hidalgo más de 30 mil viviendas particulares en Hidalgo no disponen de agua entubada, de acuerdo con datos del Censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Aunado a lo anterior, el territorio hidalguense es una de las entidades federativas con mayor estrés hídrico, también constantemente existen problemas de desabasto por problemas de infraestructura hídrica y el servicio de agua potable es limitado.
El año pasado, el suministro de agua potable en la capital hidalguense durante meses se realizó con pipas, fue común ver a las mujeres a cualquier hora afuera de sus domicilios para asegurar el abastecimiento en los hogares.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) las mujeres y las niñas son las encargadas de recolectar agua en el 80 por ciento de los hogares sin acceso a agua corriente.
Estos datos significan que proveer y gestionar el vital líquido es un camino de mujeres, quienes luchan por el derecho humano al agua, porque siguen siendo las principales responsables del hogar y la familia, invierten tiempo, horas extras de trabajo doméstico, sufren desgaste físico y mental.
Falta de agua impacta de forma desigual: investigadora
La doctora en psicología y maestra en desarrollo humano y educación, Itzia María Cazares Palacios, sostiene que evidentemente la falta de acceso a este bien natural va a tener un impacto en la vida de las mujeres, porque son las solucionadoras de la vida en lo cotidiano.
En ese sentido, la profesora-investigadora en el Área Académica de Psicología del Instituto de Ciencias de la Salud (ICSa) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), mencionó que son las mujeres quienes realizan las actividades propias derivadas de esa forma de organización social: trabajos domésticos, pero también de cuidados.
“Un problema como es la escasez de agua va a tener un impacto diferente en mujeres y hombres justo por estas labores que las mujeres realizan en el ámbito privado y que son lo que posibilitan el sostenimiento de la vida familiar”, indicó Cazares en entrevista con La Jornada Hidalgo.
La investigadora de la UAEH enfatizó que algo muy importante es el desgaste físico que hay detrás del acceso al agua, para poder obtener ese recurso, “de por sí el trabajo doméstico y de cuidados genera una sobrecarga de trabajo en las mujeres muy considerable en comparación con los hombres”.
Asimismo, sostiene que el desgaste físico es todavía mayor, porque las mujeres son cuidadoras.
“La escasez de agua va a tener un impacto diferente en la vida de las mujeres, va a generar estragos en la vida de las mujeres, aunque también para las familias, pero si alguien se enferma por consumir agua contaminada, quiénes son las personas que cuidan, son las mujeres”.
“Parece que no lo queremos ver, pero todo este trabajo que se requiere para sostener la vida, para la reproducción de las sociedades, para que las personas puedan trabajar y recibir un salario, va a depender que estén satisfechas estas otras condiciones”, añadió la académica.
También la autora de “Estrategias de las mujeres del noreste de México para la sostenibilidad de la vida frente a la escasez del agua”, constató que paradójicamente, no obstante que las mujeres gestionan y administran el agua, en la toma de decisiones quedan fuera, pues los comités de agua tienen una estructura muy patriarcal.
“Es pensar que a lo mejor (la lucha de las mujeres por el abastecimiento del agua) no tiene el prestigio social que tiene otro tipo de actividades que son remuneradas económicamente. Pero cuando pensamos, qué es la vida, el agua es vida, si no hay agua no hay nada”.
“Las mujeres luchan por el agua porque a ellas les afecta considerablemente. Este trabajo de sostenimiento de la vida familiar y de la sociedad, lo llevan a cabo las mujeres, pero no se quiere ver”.
La propuesta de la profesora investigadora del ICSa es que esta función que la mujer termina asumiendo socialmente como propia, tendría que ser un tema distribuido, y de reconocerse como un trabajo, además valioso. 7
En resolver escasez va la salud mental de las mujeres
Por otra parte, Cazares Palacios sostuvo que la salud mental va de la mano con todas las presiones por resolver que asumen las mujeres, entre ellas el desabasto de agua.
“Ahí hay una llamada de atención también para los profesionales de la salud, que es importante hacer un análisis de género, no patologizar a las mujeres, reproducir diagnósticos sin considerar la manera en que están organizadas las sociedades, y todas las actividades que son muchísimas y recaen en los hombros de las mujeres”.
“Sus condiciones materiales, económicas, el momento que se encuentra en el ciclo de vida, no es lo mismo tener o no seguridad social o no tenerla, es un conjunto, ver a esa persona no en una abstracción sino quién es, cuáles son sus circunstancias de vida, los materiales que no son un tema menor porque ahí entra el tema del agua”.
Para la especialista en psicología, tener o no agua, puede llevar a una mujer a una situación de tensión.
“Tenemos que dar un enfoque diferente al pensar la salud física y mental de las personas, lo dice la OMS, y no porque lo diga, me parece un acierto muy valioso que el enfoque sea sobre aquellas variables sociales que condicionan, median la salud, y una variable social es el agua”.
“El agua sí es un bien natural, pero socialmente tiene un impacto, analicemos cómo la escasez de agua está afectando la salud, desde intoxicación, enfermedades gastrointestinales, si el agua está contaminada, eso es desde la salud física, pero también la salud mental para quienes resuelven la vida (el agua) todo el tiempo”.
Aclaró que quienes llevan labores de proveer económicamente no es que no vivan situaciones de tensión.
“Pero que la vida de otro, el soporte de otro, este trabajo no solamente tiene que ver con satisfacer una necesidad fisiológica <<te hago de comer>> también es la dimensión afectiva y emocional”.
“El problema de falta de agua también pone de relieve la importancia que tiene el cuidado de la vida humana, pero también el cuidado del agua, ese tipo de cuidados que organizan las mujeres”.
Cazares señaló que al final del día quien está siempre a la defensa de <<no me cortes el agua, el río>>, y está al pendiente que no le atrofien todo aquello que le permite realizar todas las labores domésticas, es la mujer.
Otro aspecto importante que mencionó la académica es que en la mujer hay un impacto en lo que la especialista llama pobreza de tiempo.
“Pensar el agua iría en relación con que su abastecimiento y saneamiento va a requerir una inversión de tiempo que seguramente no van a realizar los niños o los hombres, al no considerarlo parte de los insumos necesarios para poder realizar todas aquellas funciones sociales que le dijeron eran propias del sexo”.
“Yo no quería una casa grande, para mí el lujo era una cisterna”: Amada
Para la señora Amada, habitante de la colonia La Villita en Tulancingo, hace 25 años lo más importante era construir una cisterna para almacenar agua, tras años de padecer por el líquido.
“Cuando mi vecina hacía la comida, yo aprovechaba para pedirle que me dejara lavar, así fue muchos años porque no tenía toma de agua cuando llegué aquí a esta colonia”, contó la ahora adulta mayor a La Jornada Hidalgo.
“Me cansé, iba a lavar con mi vecina y tenía que traer los botes llenos de ropa para tenderla en mi casa, además de acarrear agua en cubetas para el baño, trapear, lavar los trastes, para cocinar, después pensé en solicitar esa toma, eso fue una suerte que me la dieran”.
“El tema del agua siempre ha sido difícil para nosotras las mujeres, pero pensando en el futuro de mi familia, yo lo que rogaba a mi esposo era construir una cisterna, no quería una casa grande, para mí el lujo era una cisterna”.
Amada recordó que la cisterna costó 5 mil pesos en aquellos años. “Pero, repito, yo prefería tener una casa chiquita, pero tener donde almacenar agua, porque lo importante en una casa y en todo es el agua”.
Martha destina horas de sueño para almacenar
En contextos rurales, el desabasto de agua afecta más a las mujeres cuando el servicio de agua entubada no existe.
La falta de escrituración por no definir si las viviendas se encuentran en territorio de Tulancingo o Santiago Tulantepec, es un problema que deriva que Martha destine horas de sueño varios días de la semana para asegurar el agua potable.
En una parte de la colonia Emiliano Zapata los pobladores solo disponen de una toma de agua, “aquí la vamos capoteando”, dijo la trabajadora del hogar.
La esperanza de esta madre de familia es que la problemática llegue a oídos del gobernador, a quien, en su reciente visita a la región, el 18 de mayo de 2023, los habitantes entregaron un oficio para pedir la regularización y de esa manera acceder a los servicios básicos.
“Es una toma de agua para todos, yo pongo la manguera larga en un cople, y ya jalo el agua cuando me toca a mí. Si podemos tres personas al día agarrar agua, agarramos. Y si no, pues me toca en la noche, por eso me desvelo”.
“Me pongo lista cuando cae, debo fijarme si no están conectados otros vecinos para agarrar y si están les digo que me dejen conectar”, sostuvo la mujer, quien también se desempeña en otros trabajos fuera de la casa.
La mujer almacena en tinacos y botes, aparta en todos los recipientes que puede, inclusive en garrafones, “hasta en vaporeras”, exclamó.
Por otra parte, la habitante contó que reciclar el agua le permite realizar otras labores domésticas, “al otro día ya me pongo a lavar, y esa agua que voy sacando de jabón o de enjuagar la ropa la ocupo para el baño, o para mis plantas”.
Ella reconoce que, de no destinar más horas de su tiempo en el día o la noche para almacenar el agua, su hijo y esposo no podrían tomarse un café al día siguiente, bañarse o tener ropa limpia para ir a trabajar.
Aquí, la actividad de almacenamiento de agua para las actividades domésticas que realiza Martha representa un alto costo, impacto del que hablan organismos internacionales, no solo por el tiempo invertido, también por el deterioro en su salud física y mental, que resta calidad de vida a las mujeres.
Además del esfuerzo físico para cargar recipientes con agua, (dolores de espalda, de cintura, caídas) no dormir suficiente, según especialistas puede ocasionar que el sistema inmunológico se debilite, mayor vulnerabilidad a la depresión y la ansiedad, desarrollar enfermedades cardiovasculares e hipertensión, dificultar la función cognitiva, entre otros padecimientos.
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